18 de abril de 2024

Críticas: La segunda mujer

Foto 3 KUMA - Alta

La esencia de Turquía en Viena.

La ópera prima de Umut Dag, que fuera la película inaugural de la sección Panorama en la 62ª edición de la Berlinale, afronta un tema que no por ser ilegal ha dejado de producirse en la comunidad kurda, y que no es otro que el de las segundas esposas. Aunque por lo general la tradición de elegir una segunda esposa que ayude en el hogar familiar y mantenga sus obligaciones maritales con su esposo es de los hombres, La segunda mujer ofrece un punto de vista muy distinto de lo acostumbrado otorgando esa potestad y todo el peso de la historia en la matriarca de la familia. Fatma es una mujer madura que vive en Viena junto a su marido y 5 de sus 7 hijos. Enferma de cáncer, Fatma se encarga de buscar una segunda esposa para su marido que pueda encargarse de su familia cuando ella falte, disfrazando esa “adquisición” con una boda por conveniencia con uno de sus hijos. La elegida, Ayse, habitante de una pequeña población turca, es llevada ya casada a Viena para ejercer como segunda esposa del marido de Fatma con el rechazo de la mayoría de los hijos de la pareja pero sorprendentemente con la total aprobación y cariño por parte de la primera mujer.

La relación que se crea entre las dos mujeres es el epicentro en el que se mueve el film, que transita por toda clase de conflictos de carácter social como son el de la inmigración, los matrimonios de conveniencia, el papel de la mujer en sociedades como la kurda, la homosexualidad y las tradiciones llevadas al extremo. Es esta acumulación de conflictos lo que hace que La segunda mujer llegue en un momento determinado a saturar y a convertirse en un film totalmente predecible y con situaciones ya vistas en infinidad de películas que, curiosamente, comienzan a sucederse sin descanso a partir del giro que toma la historia con la muerte de uno de los protagonistas, siendo hasta entonces una cinta que, tanto por lo que cuenta como por la forma en la que lo hace, posee una estructura narrativa y visual basada en elipsis espacio-temporales cuyas imágenes aportan más a la narración que cualquier explicación que los personajes quieran dar, y en la intensidad de la relación que se va creando entre las dos mujeres. Pero es, como digo, a partir de la mitad de la película cuando cambia toda esa estructura haciendo que las elipsis dejen paso a multitud de fundidos a negro entre escena y escena, e introduciendo explicaciones a temas que poca explicación necesitaban ya partiendo de las imágenes anteriores.

Foto 5 KUMA - Alta

Peca además Umut Dag en esta segunda parte del film de mostrar más abiertamente las emociones de la protagonista y de darle un enfoque más sentimental, cuando hasta ese momento su sufrimiento interno había sido más doloroso pero exhibido con mucha mayor contención como la que se presume inherente a una chica destinada a aceptar una situación semejante. Tal como le dice su propia madre al comienzo de la película, “aunque no sea el hombre de tus sueños, tu mantén los ojos cerrados”, el cariz de la historia de estas dos mujeres se basa en la aceptación a ciegas de una situación que a ambas les viene dada por su propia cultura, cultura que por otra parte no abandonan en Viena al vivir aisladas en la comunidad turca de Viena. Es por aspectos como este que se hace tan difícil entender los cambios que se producen en Ayse a nivel emocional, pues su personaje no se relaciona con vieneses que puedan abrirle los ojos a un mundo más intolerante a las costumbres de su pueblo, como si les pasa a otros miembros de la familia y que, aun así, no se rebelan contra esas costumbres.

Es por tanto La segunda mujer una película interesante en su planteamiento inicial, con un ritmo y una técnica que se acerca mucho a la escuela “hanekiana” de la que Umut Dag proviene, pero que rápidamente abandona para instalarse en la conformidad de una historia demasiado habitual. Destaca eso sí por el gran trabajo interpretativo, no sólo de las dos actrices protagonistas, sino de todo el reparto femenino que copa en importancia y en intensidad todo el film, relegando a los hombres a un segundo plano a pesar de ser los artífices de todas las circunstancias que rodean a la historia de estas mujeres.

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