Thomas Lilti nos cuenta todo de Hippocrate.
Casi el mismo día que la ministra Ana Mato vivía la crónica de una muerte anunciada al frente de un ministerio de sanidad tupido por la corrupción y la insensatez, en Gijón afrontábamos el pase de una película en el que este mundo, el de los hospitales y su funcionamiento, era abordado desde una perspectiva radicalmente opuesta. Para hablar con el director de esta película, Hippocrate, de futuro estreno en los cines españoles, nos desplazamos al Antiguo Instituto. Thomas Lilti resulta ser alguien cercano y divertido, con quien bromeamos sobre las diferencias entre la sidra asturiana y la normanda antes de afrontar los temas referentes a su película.
Cinema ad hoc: La película, para cualquiera que la vea, deja muy pronto marcado su carácter de film autobiográfico, tanto en el tono general como en las pequeñas anécdotas que recorren su metraje.
Thomas Lilti: Es cierto que hay algunos elementos autobiográficos, desde luego. Benjamin es mi doble de ficción, está muy cerca de lo que creo que fui, del joven que fui, aunque hay elementos que nos diferencian. Él vive en pocos meses lo que yo viví a lo largo de muchos años y ve todos los elementos que yo vi también, desde los errores médicos, hasta conocer a un doctor extranjero o que ese doctor extranjero se convierta en su mentor y hay muchas de las anécdotas que cuenta que yo fui almacenando con el paso de los años. Creo que, en cierta forma, estaba estudiando un poco la profesión médica durante el tiempo que la ejercía. Es como si hubiera rodado la película, sin saberlo y con mis ojos únicamente, durante el tiempo que viví y trabajé en el hospital.
Cinema ad hoc: Además, Hippocrate, es también una película de tesis, en el sentido que tomas parte, te decantas, no eres un narrador neutral de unos hechos. Defiendes un puto de vista y te sitúas con respecto a él.
Thomas Lilti: Sí, es cierto que está mi punto de vista porque, a fin de cuentas, no deja de ser mi película, entonces cuento la historia de un hospital que, hasta cierto punto, es un sistema disfuncional, que tiene muchas lagunas. Hay gente, hombres y mujeres, cuyo trabajo afecta a terceros, y yo siento una admiración enorme por los enfermeros y enfermeras, los médicos y el personal administrativo y, al mismo tiempo, hay errores que son inevitables casi y que forman parte del discurso de la película. Quiero que todos los personajes que retrato tengan sus razones, presentarlos a todos. La doctora de Normandía que toma una decisión equivocada, lo hace por una serie de motivos y creo que todos los personajes merecen que los trate con honradez y no presentarlos sólo de una manera sesgada sino explicando sus motivaciones.
Cinema ad hoc: Una de las cosas que más llama la atención es el marco geográfico en el que usted sitúa la película, casi en ningún momento abandona el hospital para mostrar París o, por ejemplo, una cena en la casa familiar de Benjamin. El hospital es un pequeño Universo para todos los personajes.
Thomas Lilti: Para mí era muy importante poder contar lo que era la vida en el hospital desde sus entrañas. Quería poder hablar de lo que viven los internos en su experiencia hospitalaria y es que realmente lo que has dicho es una gran verdad, tenemos muy poco tiempo los internos para salir al exterior, el exterior deja de tener tanta importancia en nuestra vida y ésta se desarrolla sobre todo dentro de las paredes del hospital. Ahí es donde se viven experiencias muy fuertes, desde el punto de vista profesional, desde el punto de vista del desarrollo de amistades, de relaciones amorosas, cabreos, traiciones, etc. Ahí es donde pasamos una buena parte de nuestro tiempo y el tiempo que pasamos en el exterior no lo dedicamos al exterior como tal sino que lo dedicamos sobre todo a dormir, a recuperarnos de las guardias y el trabajo que hemos ido llevando a cabo. Yo entré en el hospital a los 23 años y me pasé diez años de mi vida allí metido. Es el exterior el que entra en el hospital y se queda dentro, no al revés, no es el hospital el que sale al mundo exterior y, normalmente, la gente del exterior cuando entra al hospital y lo descubre nos mira de una manera bastante peculiar.
Cinema ad hoc: El personaje de Abdel representa un poco a la voz de la conciencia de Benjamin ¿corresponde a un personaje real o es una amalgama de enseñanzas que fuiste aprendiendo a lo largo del tiempo y que sintetizas en dicho personaje?
Thomas Lilti: Es cierto que Abdel es, en cierta manera, la buena conciencia de Benjamin y también es su sentimiento de culpa personificado ante la hipocresía del sistema, de un sistema que necesita de médicos extranjeros para funcionar, que los tiene en periodo de formación y que, a pesar de eso, y de que son el 30% de los médicos de la sanidad pública, los tiene muy mal considerados, una injusticia especialmente importante. Son médicos con cierta experiencia que transmiten confianza a los médicos jóvenes que van conociendo y que se la transmiten a lo largo de las guardias y las relaciones con los jefes de servicios médicos que suelen ser franceses. Yo de ellos aprendí muchas cosas en la vida. Cuando entré a hacer de interno, tenía veintitrés años y muchos de ellos, de esos médicos extranjeros con los que fui coincidiendo, tenían muchos más, tenían familias y habían vivido exilios y situaciones difíciles y me las transmitieron, transmitieron esas sensaciones y las sensaciones de la vida en general, por eso en la película trato, en cierta forma, de rendirles homenaje. La amistad que existe entre Benjamin y Abdel es algo que yo he conocido de primera mano y Abdel es una fusión de todos aquellos médicos extranjeros con lo que yo tuve una relación de amistad.
Cinema ad hoc: Hay una frase que define bastante bien la película como síntesis: «La medicina es una maldición, no es un trabajo». Define creo lo que quiere transmitir de su carácter vocacional.
Thomas Lilti: Prácticamente la respuesta está en la misma pregunta que me has hecho, pero es verdad que ésa es una de las frases clave de la película porque refleja una realidad y es que, a distintos niveles, lo de ser médico no es una profesión sino una maldición. Si eres médico no lo eres de nueve de la mañana a siete de la tarde, lo eres desde que te levantas, al mediodía, por la noche y mientras duermes. Ejerces todo el tiempo como médico, sigues siéndolo incluso aunque no ejerzas como es mi caso. Yo llevo unos años sin ejercer la medicina pero cuando me preguntan siempre respondo que soy médico, no director de cine, porque han sido muchos años de estudio y trabajo, quince años de mi vida y con eso me identifico. Recuerdo perfectamente la sensación de ser médico, es algo que te acompaña cada día, las alegrías, las angustias, el miedo a haberte equivocado, a tomar decisiones erróneas. Eso forma parte de la maldición de la profesión a la que se refiere la frase.
Cinema ad hoc: Para terminar quería hacer referencia al tono optimista, de comedia que rezuma el film y quería comparar éste con la situación real en Francia y, sobre todo, con el crecimiento del Frente Nacional ¿Qué amenaza supone esto para la integración que usted defiende en Hippocrate?
Thomas Lilti: Desde luego la situación en Francia, al igual que en muchos otros países europeos, es preocupante, en este sentido es semejante a la de otros países. La crisis económica, el empobrecimiento, las altas tasas de paro y la pérdida de credibilidad de los políticos tradicionales, lleva a la población a una serie de tendencias más radicales, normalmente tendencias extremas y, sobre todo, de extrema derecha. A mí eso me da bastante miedo y es algo que trato de reflejar un poco en la película también. Es verdad que ésta tiene un tono bastante optimista pero es que ésa es mi naturaleza y quiero tratar de dar esperanza, así es como veo el mundo. Soy de la idea que el mañana siempre va a ser mejor que la víspera y, a pesar que me preocupa y me molesta esa tendencia hacia lo extremo que se vive en muchos países por culpa de la crisis social y económica, espero que películas como Hippocrate sirvan para dar un pequeño respiro frente a este extremismo. Es verdad que el sistema está enfermo pero es verdad que eso se puede superar gracias a la pasión y al buen hacer de la gente que pone voluntad y siguen existiendo.