Ética periodística.
Hace tan solo unos meses que la nueva cinta del chileno Pablo Larraín El club llegaba a las salas españolas y nos sumergía en una atmósfera nauseabunda, en la que éramos atrapados para toparnos de frente con la escalofriante realidad de los abusos sexuales infantiles perpetrados por algunos sacerdotes y silenciados por altos cargos dentro la Iglesia. El mismo tema aborda Spotlight, el filme del norteamericano Thomas McCarthy, el cual opta al Oscar a mejor película en la próxima edición de los premios de la Academia. Renunciando al poderío formal del que hacía gala la cinta antes nombrada, ésta segunda opta por focalizar su punto de vista en el qué, tomando conciencia de la importancia del tema, ofreciendo una dirección simple, sencilla y funcional con la cual poder dedicarse de lleno a realizar la concienzuda radiografía que se propone plasmar, algo que logra sin lugar a dudas. Y lo consigue porque esta regresión al año 2001 basado en un hecho real, sabe captar la esencia del trabajo de investigación periodístico que llevó a cabo el equipo llamado Spotlight integrado desde hacía más de 30 años en el periódico Boston Globe.
Spotlight, desde la frialdad objetiva que refuta la veracidad de los hechos, no intenta en ningún momento volcarse en la trama emocional y privada de los personajes principales. No quiere identificarnos con sus estados de ánimo más de lo estrictamente necesario, sino que antepone los valores innatos de unos profesionales de los cuales siempre busca mostrar su incansable sentido del deber. Y es que, al fin y al cabo, acaba hablándonos de unas personas que entienden el poder que recae en la profesión periodística como herramienta ética capaz de cambiar para mejor la sociedad, destapando aquellas verdades incómodas para que aquellos que delinquen e impregnan de corrupción al sistema sean señalados por los ciudadanos que sufren su peligrosa nulidad moral. Para ello volcarán todas sus fuerzas en actuar de la manera más inteligente posible, comprendiendo bien el funcionamiento de aquello que investigan, los factores sociales que lo rodean y diseñando las mejores estrategias a seguir. Se estudiará el impacto del catolicismo tanto en los propios investigadores como en su entorno, así como la coexistencia con otras religiones como el Judaísmo. Comprenderemos junto a ellos el camino que toman los recovecos dentro del sistema jurídico, las piruetas necesarias para salvaguardar las leyes y el poder y la influencia de quien no desea ser ajusticiado. Tratarán con las víctimas, del mismo modo que anteriormente ellas quisieron valerse de los mismos periodistas, por lo que deberán admitir sus errores del pasado. A su vez deberán arreglárselas ante abogados, funcionarios o religiosos. Conseguirán sonsacar aquellas declaraciones que pocas veces han sido narradas tanto por víctimas como por verdugos y poco a poco se desplegará un entramado escondido que muestra la facilidad con la que la moral humana puede llegar a ser substituida por el valor del dinero.
En un momento del filme, el nuevo director del periódico, tras reconocer que la tirada diaria es buena, se pregunta a sí mismo qué podría hacer para llegar a resultar interesante a un mayor número de lectores. La paciencia, el buen hacer y la honestidad con la que trabajan sus empleados parece ser la clave del éxito. Y del mismo modo, parece funcionar esta película, la cual desde una intención de llegar al máximo de espectadores posible, confecciona desde la calma y la veracidad una película que trata acerca de un tema peliagudo y que a su vez resulta de vital importancia ser revelado a la ciudadana para su propia protección. Sin envoltorios externos, Spotlight luce un esqueleto fuerte y confeccionado que sustenta una realidad y que se apoya en el medio cinematográfico con tal de prorrogar una certeza aun presente en nuestros días.