25 de abril de 2024

Críticas: El botón de nácar

5) BDN© Hugues Namur

Nostalgia del agua.

Tras años de seguir indagando en el olvido, en los desaparecidos y en las figuras de Pinochet y Allende a través de todo el material ya utilizado en las tres partes del monumental La batalla de Chile, así como con nuevos documentos y testimonios posteriores, Patricio Guzmán se embarca en una nueva trilogía con la que abandona en cierta medida el documental como mero reportaje para continuar hablando de las heridas de Chile de una manera distinta. Más cinematográfica si cabe. Una manera de narrar en la que combina la poesía con la historia, la inmensidad del cosmos, de la tierra, del océano… con la tragedia vivida por los chilenos durante la dictadura de Pinochet.

El botón de nácar continúa el camino iniciado por Nostalgia de la luz, en el que el desierto de Atacama servía como escenario de la búsqueda: la búsqueda que los astrónomos realizaban sobre el origen de la vida mirando hacia las estrellas, y la búsqueda que los familiares de los desaparecidos llevaban a cabo a través de cientos de kilómetros de tierra árida para encontrar, si acaso, algún resquicio de que sus seres queridos alguna vez estuvieron allí enterrados. En esta ocasión abandona la tierra para adentrarse en el agua en busca de las civilizaciones que se perdieron tras la colonización española, civilizaciones de las que apenas ya solo queda menos de una decena de supervivientes. Pero al igual que la inmensidad del espacio y del desierto encerraban los secretos del origen y del fin de la vida como concepto y de vidas individuales respectivamente, el océano – también fuente de vida – le sirve a Guzmán como nexo de unión entre unas vidas que un día existieron y de las que apenas queda rastro.

2) BDN© 2014, Musée du Quai Branly-Scala Florence

Guzmán establece una relación entre aquellas tribus olvidadas que vivían en el agua del sur de Chile con los desaparecidos bajo el yugo de Pinochet. Las masacres contra los seres considerados inferiores, la eliminación de todo rastro sobre su existencia por parte de los colonos hace dos siglos como de los mismos compatriotas en pleno siglo XX. Unos por “salvajes” a quienes había que cristianizar o en su defecto eliminar. Otros por comunistas a los que ni siquiera se les daba la opción de ser adoctrinados en otra ideología. Y entre ambos grupos de desaparecidos, dos botones sirven como muestra de que realmente existieron. El director chileno vuelve a utilizar en El botón de nácar alguno de los recursos que son constantes en su filmografía (su voz en off para narrar tanto la relación entre la mística y la realidad como los acontecimientos, las entrevistas y primeros planos a los testigos o familiares de los desaparecidos…), más que como unas señas de identidad o una repetición de las mismas técnicas una y otra vez, como parte de ese discurso con el que trata de recordar reiterativamente, para que cale hondo en el espectador, que las heridas de Chile siguen abiertas y todavía hay mucho que machacar y explicar para poder entender sus causas y conseguir curarlas.

3) BDN©Katell Djian

El botón de nácar es quizá menos compacta que Nostalgia de la luz, pero la conmoción general que produce la relación entre los dos genocidios acontecidos en un mismo lugar pero separados por el tiempo, es aún mayor. Este nuevo acercamiento antropológico de Patricio Guzmán hacia el origen de la existencia comienza lentamente, al ritmo pausado del agua por entre los meandros y los islotes que forman los ríos en el sur del país, para acabar golpeando en las conciencias y la memoria histórica de una manera tan brutal como efectiva. El golpe certero que hace que lo que cuentan sus documentales no caiga nunca en ese olvido en el que se pretende enterrar.

Un pensamiento en “Críticas: El botón de nácar

  1. ¡Qué pedazo de documental! Os lo recomiendo a todo el mundo. Yo lo vi hace un par de días con unos amigos y salimos todos maravillados. El trabajo de Patricio Guzmán como director y de Mediapro y Jaume Roures como producción es impecable. Una historia que todo el mundo debería conocer y que está narrada de una forma increíble. Salí del cine con una mezcla de sentimientos y sensaciones como hacía mucho que no vivía con un documental.

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