20 de abril de 2024

Críticas: Filmar obstinadamente: encuentro con Patricio Guzmán

446640ca01cf3ef419c9a50cfd233bb2c79e6137

Filmando al documentalista.

Lo interesante en un documental es dar todos los elementos al espectador y que el espectador saque su propia conclusión, que haya un espacio de reflexión en el espectador.

Patricio Guzmán hace esta declaración ante Boris Nicot en un momento del documental dirigido por este último, Filmar obstinadamente: encuentro con Patricio Guzmán. Unas palabras que describen con exactitud la determinación de una obra que forma parte, quizá sin haberlo buscado inicialmente, de la historia objetiva del Chile de la segunda mitad del siglo XX. Con la colaboración entre otros de Chris Marker, la cámara de Patricio Guzmán fue testigo de primera mano de todo lo acontecido durante el último año de gobierno de Salvador Allende, de cómo el poder popular salió a la calle para mostrar su apoyo a su presidente y de cómo éste cayó tras un golpe de estado a manos de quienes un día formaron parte de su propio equipo de gobierno.

Para acercarnos a la figura de un documentalista tan importante como Patricio Guzmán, la asociación DOCMA ha programado este mes de febrero dos semanas en homenaje a su obra, durante la cual se estrenará El botón de nácar, su último trabajo, Guzmán impartirá un seminario, se proyectará por primera vez una de sus películas más desconocidas, La cruz del sur, y, por supuesto, el documental de Boris Nicot formará parte importante de la programación.

48be14601028f544fe47e644899f7469e49993a2

Nicot se acerca a la figura de Guzmán desde dos perspectivas distintas: una a través de cuatro de sus documentales más importantes (también incluye alguna alusión o secuencia de algún otro pero en menor medida), como son La batalla de Chile, La memoria obstinada, El caso Pinochet y Nostalgia de la luz. Como si fuera un análisis del propio Guzmán sobre su obra, éste va desgranando los detalles de la filmación, preparación y explicación de todo lo que cada uno de esos documentales cuenta. Por otra parte, se adentra también en los métodos de trabajo del chileno aprovechando el proceso de realización en el que, durante el rodaje del documental, se encontraba inmerso. En concreto el proyecto que terminaría siendo su último y premiado trabajo, El botón de nácar. La precisión con la que Guzmán describe con su cámara todo aquello que con sus omnipresentes palabras no puede hacer; las ideas primigéneas para sus trabajos, a priori sin ninguna relación, y el desarrollo de las mismas hasta desembocar en una película compacta en la que todas esas ideas cobran sentido como una sola, y la relación inequívoca entre todos sus documentales – que Nicot confirma mostrándole a Guzmán una serie de fotografías de todos ellos –, son las piezas fundamentales en las que se sustenta la filmografía del director.

cpd14002228-rencontre-avec-patricio-guzman-filmer-obstinement

La memoria, siempre tan presente en el trabajo de Guzmán, en esta ocasión no discurre tanto por la historia reciente de Chile como por su carrera profesional, por cómo las circunstancias políticas de su país hicieron del director uno de los grandes cronistas audiovisuales de lo que allí aconteció en 1973. Como él mismo comenta en un momento del documental, la necesidad de que el mundo fuera (y siga siendo) consciente de las causas y las consecuencias del golpe de estado de Pinochet, ha determinado sin duda la carrera de un cineasta para quien las heridas de un país no pueden supurar ni perdonarse en el olvido en el que aún permanecen.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *