Analizamos dos documentales en el Atlantida Film Fest.
Metamorphosis por Yago Paris
El documental de política no es ninguna novedad en el mundo del cine, pero probablemente sea un género que cada vez interesa más, a raíz de la situación político-social que se vive en Europa y con especial fuerza en los países del sur, como es el caso de España. Poco antes de las elecciones del 26J se estrenaron dos documentales similares en temática y aspiraciones, y esto ha sido posible porque está habiendo un cambio importante en el sistema político español y especialmente porque a la gente le interesa cada vez más que se le hable de estos temas. Estas citadas obras son Política: manual de instrucciones (Fernando León de Aranoa, 2016) y Alcaldesa (Pau Faus, 2016), sendas disecciones de dos partidos políticos de reciente creación que nacieron en las calles, a raíz del descontento y la movilización ciudadana. Si bien similares en temática, difieren notoriamente en la manera de enfocar los temas. El de Aranoa se establece como una siniestra arma de propaganda de un partido polémico, cuya controversia esquiva sin disimulo. El de Pau Faus no pretende poner en tela de juicio la labor de su protagonista, Ada Colau, ni de Barcelona en Comú, pero es necesario destacar que este ejercicio claramente subjetivo –lo que no es ningún problema– va más allá del panfleto audiovisual y se propone desnudar el icono de Ada Colau, para descubrir qué persona habita tras esa imagen pública. Una línea muy similar a la marcada por este último ejemplo guía la narración de Metamorphosis (Manuel Pérez Cáceres, 2016), trabajo incluido en la sección Política del Atlántida Film Fest.
El documental de Manuel Pérez Cáceres, necesariamente rodado en paralelo al de Pau Faus, pues ambos recogen la evolución de Barcelona en Comú desde antes de que esta incluso existiera, sin embargo tienen elementos conceptuales que los separan. Si ya el de Faus se alejaba de la propaganda de Aranoa y buscaba la honestidad en sus imágenes, Metamorphosis va un paso más allá al alejarse de la cara más visible de este proyecto político, la más atractiva desde el punto de vista mediático, la que mayor empatía generará en el público proclive a comulgar con las ideas que esta defiende. Pérez Cáceres está más interesado en el movimiento colectivo que en el aspecto político entendido como imagen mediática e inserción de su lideresa política en el sistema de partidos, y es por ello por lo que toma como referencia a una persona perteneciente a los grupos de organización pero desconocida para el gran público. El director toma a una única persona como referente, pero lo hace como una manera de representar el día a día de tantas personas similares a ella. Laia es la protagonista, pero lo es como también lo son todas las personas que colaboran con ella y que dan forma a una idea ilusionante que, a base de esfuerzo e ideales, han conseguido aupar a su cabeza visible a la alcaldía de Barcelona. A la honestidad del planteamiento –la ideología del que filma es tan clara como la de Pau Faus– se le suma un ejercicio de investigación sobre los entresijos de la plataforma en la que se sumerge, sobre lo que supone montar desde cero un ente político que aspire a tomar el poder desde dentro del sistema, y todo lo que supone que lo hayan conseguido. Una obra que da diferentes visiones de esta idea a través de los ojos de Laia, un seguimiento del día a día que se acerca a lo que realmente puede ser Barcelona en Comú por dentro.
Boris Pahor: Retrato de un hombre libre por Laura M. Solano
Libertad, lengua, nacionalidad, historia y Amor. Estos son los pilares básicos, sobre todo el Amor que fue lo que le mantuvo en pie en los momentos más duros y oscuros de su vida, en los que se asientan la vida, obra y lucha del escritor esloveno nacido en Triestre, Boris Pahor. Su libro más conocido es “Necrópolis”, autobiografía en la que narra sus experiencias como superviviente en los campos de concentración nazis (estuvo recluido en Struthof, Dachau, Mittelbau-Dora, Harzugen y Bergen-Belsen, del que fue liberado en abril de 1945), aunque su obra abarca mucho más que eso.
Pahor es más que un superviviente, tal y como nos cuenta la directora francesa Fabienne Issartel, quien esboza su vida, obra, anhelos y miedos en el documental Boris Pahor: retrato de un hombre libre (Boris Pahor: portrait d’un homme libre!, 2016).
Ya desde muy joven, Pahor siente que es obligado a convertirse en otro debido a las Leyes fascistas de la Italia de Mussolini. Primero en Triestre se prohíbe el uso del esloveno, su lengua natal, y que hasta entonces había convivido en armonía con el italiano. Después en Lubliana asiste a la limpieza étnica que se estaba llevando a cabo, sustituyendo a los eslovenos, que eran trasladados al campo de concentración de Rab, por italianos. Todo esto hace que se rebele y busque su libertad a través del conocimiento y la escritura. De eso no se hablaba y por eso escribía. Aunque con la escritura se siente decepcionado ya que intuye que no ha servido para nada pues él cree que el escritor debe representar lo que en el futuro no debería repetirse pero esto no sucede. Pahor espera que no se repitan los errores del pasado y se sorprende de que sus libros se hayan conocido tan tarde y no se hable y discuta sobre ellos. Tiene la sensación de que la gente no quiere saber lo que pasó y prefieren seguir ignorándolo y eso le inquieta. Así afirma que no podía negarse a participar en este proyecto porque “vienen a hablar conmigo después de haber leído mis libros. Eso es extraño”. Se queja amargamente de que la gente preste más atención a su edad (el 26 de agosto cumplirá 103 años) que a lo que dice en sus libros.
El documental mezcla imágenes actuales con imágenes de archivo, y además de recorrer la vida y obra del escritor (a lo largo del mismo, y en determinados momentos, se leen breves fragmentos de sus libros que acompañan a las imágenes creando un efecto potenciador de las mismas), es toda una llamada de atención sobre la situación actual. Se muestra una gran preocupación por todo lo que se considera una pérdida de libertad para el individuo haciendo un paralelismo con lo que Pahor ya ha contado en sus libros: la persecución del uso de determinadas lenguas, el auge de los nacionalismos (que no hay que confundir con la nacionalidad), la inmigración y los desplazados… Fabienne Issartel pone el dedo en la llaga, a través de la mirada de Pahor, temiéndose que estamos condenados a repetir nuestros propios errores.