26 de abril de 2024

Atlantida Film Fest: Winwin y Lampedusa in winter

winwin

Crisis económica y humana.

Winwin por Pablo Vázquez Pérez

Una fotografía compuesta por una paleta de colores planos y vistosos como son el amarillo, azul, verde, blanco, negro, gris claro y pinceladas de rojo. El juego de gestos sonrientes con miradas directas a la cámara de los intérpretes. Situaciones graciosas por las reacciones de otros actores ante las decisiones de los protagonistas. Música festiva y alegre para dar ritmo en alguna escena. Iluminación resplandeciente, nitidez de imagen con secuencias diurnas y en espacios abiertos. WINWIN está realizada con suficientes elementos formales para ser identificada como una comedia, sin embargo el humor es bastante personal para resultar efectivo, según el público que lo vea. En este caso el film austriaco escrito y dirigido por Daniel Hoesl supone un ejercicio reflexivo sobre los mecanismos de la comedia que, seguramente, llegue a espectadores capaces de reír o sonreír con esta pandilla de cuatro vampiros sanos, vestidos de manera impecable y caprichosa. Un cuarteto de directivos capaces de absorber empresas en quiebra, con pérdidas y ganancias. Profesionales en quedarse con las deudas y el prestigio. Manipuladores de políticos, medios de comunicación y fuerzas del orden. Arruinadores de negocios prósperos para que todo el sistema económico permanezca igual.

El cineasta parece seguir el estilo de autores como Roy Andersson pero no consigue arañar del todo la superficie. El maestro noruego es capaz de conseguir carcajadas que nos dejan helados, gracias a imágenes de gran fuerza visual y un ambiente fantasmagórico único. En cambio, el joven austriaco opta por ofrecer un muestrario estilístico que funciona más como referencia, pero sin tener la autenticidad dramática o cómica necesarias.

WINWIN supone un film que se suma a otros recientes, sobre las decisiones económicas tomadas por un reducido número de personas, capaces de crear crisis financieras. Películas como Margin call o La gran apuesta. Lo hace de un modo analítico, algo frío, distanciándose de toda capacidad empática o afectiva sobre sus argumentos. Resulta más una obra de tesis que de emociones. Lo consigue utilizando un formato en 35mm que por sus composiciones frontales, simétricas y trabajadas evoca los olvidados semiprofesionales de 16 mm o super 16. Un formato en el que los actores se expresan más preocupados por mantenerse ajustados al encuadre y marcas de movimiento, que a conseguir una naturalidad más orgánica para sus personajes. Pese a todo hay aciertos como esa cena compuesta por unos platos que se muestran como elaborados bodegones de un restaurante de lujo.

Lampedusa in winter
Lampedusa in winter

Lampedusa in winter por Yago Paris

Si por un argumento tiene sentido la temática escogida este año por el Atlántida Film Fest –Europa–,  es por la crisis de refugiados que el Viejo Continente está sufriendo, y no tanto desde el punto de vista de la avalancha humanitaria, sino desde el de la pésima gestión que se está aplicando por los gobiernos de los países implicados. Lampedusa in Winter es un documental que toma como referencia los flujos migratorios que se han establecido entre África y esta pequeña isla italiana del Mediterráneo. Estas personas llegan en pateras y lo hacen para traspasar la barrera ficticia que separa a Europa de África. Muchos no llegan a contarlo. Pero, si bien este es el punto álgido del estado de la cuestión en este pedazo de tierra, no es el único. Y es que el director, Jakob Brossmann, no se limita a hablar de refugiados, y evita todo lugar común sobre la tragedia y el lagrimeo facilón. Más bien al contrario, el austríaco realiza un retrato caleidoscópico sobre lo que supone vivir en este lugar, determinado pero por la inmigración pero no reducido a esta.

De 11 kilómetros de largo y 3 de ancho, Lampedusa es una comunidad aparte, anacrónica incluso, con sus normas propias y sus dinámicas particulares. Su reducida población convive entre la preocupación frente a la crisis humanitaria, la incomprensión de las políticas de la Unión Europea y la indignación ante la otra crisis, la económica, que los aísla todavía más, y que el realizador recoge a partir del conflicto con el ferry que trae los suministros a la isla. Este servicio se ve interrumpido durante el invierno que este autor pasa allí, lo que da lugar a una serie de movilizaciones ciudadanas, en protesta por la desatención a estos otros ciudadanos de segunda clase, a los que ni la pertenencia legal a Europa les asegura unas buenas condiciones de vida. Desde dos puntos clave y concretos –el ferry y los inmigrantes africanos–, Lampedusa in winter retrata la situación global de esta Europa deshumanizada, carcomida por el neoliberalismo de la individualidad y el capitalismo salvaje. Rodado sin voz en off que guíe el discurso, y apoyado en unas sobrias imágenes que no necesitan acudir a la invasión de la intimidad de los retratados para helar conciencias, Brossmann deja a la UE en paños menores y mira al horizonte para cuestionarse el devenir de un continente al que pertenece pero del que parece desconfiar.

 

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