Arrancamos la sexta edición de Nocturna.
Seis años ya desde que aquel 03 de junio de 2013 arrancara con fuerza el primer festival internacional de cine de género de Madrid, Nocturna. Seis años en los que ha habido altibajos, hemos visto grandísimas películas que hubiera sido muy difícil ver de otra manera (la cosecha de la primera edición con títulos como I am a ghost, Toad road o Resolution entre otros, fue espectacular) y también, por qué no decirlo, grandes bodrios (nunca olvidaré perdonaré haber visto esa cosa de los payasos asesinos en la segunda edición). En estos seis años ha habido polémicas, cambios en la dirección del festival, cambios en el departamento de prensa,… pero lo que no ha cambiado en estos años es la dedicación del festival a su público, a ese público incondicional del género que en la edición pasada superó el récord de asistencia y que este año, incluso, ha conseguido la inclusión en el festival del artífice de uno de los mayores iconos del cine de género.
Fue el mail de un devoto de Nocturna el que puso a la organización a trabajar para que en la lista de premiados con el galardón Maestros del Fantástico estuviera este año el creador de Chuky, Don Mancini. Mancini, que recogió el premio de manos del fan que pidió expresamente que Nocturna le premiara, se mostró muy cercano, simpático y agradecido con el público y el festival y se quedó con nosotros a ver la película de inauguración de esta sexta edición de Nocturna, La noche de Halloween.
Aunque ya os hablamos del regreso de Michael Myers en una de las crónicas de Sitges, según la impresión que pudimos sacar al acabar la proyección del film de David Gordon Green es que la acogida ha sido bastante más positiva en Nocturna de lo que lo fue en el festival catalán hace unas semanas. Si bien es cierto que La noche de Halloween, para los más fans de la saga, aporta más bien poco a la historia, funciona perfectamente como secuela directa de la película original de John Carpenter (aquí productor ejecutivo). 40 años después de la fatídica noche en la que Myers y Laurie Strode cruzaron sus vidas por primera vez, la de ésta se ha convertido en pura paranoia entre el temor de que el asesino vuelva a tratar de matarla a ella o a cualquier miembro de su familia y los deseos irracionales de una venganza personal. La estructura y los elementos clásicos del slasher puro se dan cita en la película de Green, conjugando los momentos en los que todo se pone al servicio de los fans (la icónica música compuesta por Carpenter en las secuencias de cada asesinato, el rescate de personajes de la original,…) con la actualización necesaria de alguno de sus componentes: en esta versión el poder de las mujeres unidas, no solo el contar con la fuerza de Jamie Lee Curtis – una mujer sola contra el asesino -, y el hecho de que los papeles masculinos al margen del de Myers no tengan la más mínima relevancia, da buena cuenta de esa renovación.
Pero antes de que MIchael Myers volviera a la vida de Laurie y a las pantallas, tuvimos la ocasión de empezar el Nocturna con una de las pocas películas de terror brasileñas que hemos visto en este festival en todas sus ediciones. La ópera prima de Dennison Ramalho, The nightshifter (Morto Não Fala) nos presenta a Stênio, un trabajador de la morgue cuya vida personal es tan tóxica como el aroma que desprenden sus “usuarios”. Con una mujer que le trata con desprecio y unos hijos que no le respetan en absoluto, la rutina de Stênio solo se ve alterada por su capacidad para hablar con los muertos sobre sus últimos momentos de vida. Todo cambia cuando uno de ellos le cuenta algo sobre su mujer que le lleva a tomar la peor decisión de su vida cuyas consecuencias son fatales para él y su familia. Ramalho adapta la novela homónima de Marco de Castro con un pulso para la tensión y una dirección de actores bastante notable. La mezcla entre la casquería fina, la angustia de sus protagonistas y, sobre todo, las escenas de peligro (principalmente en las que los niños son el eje principal) hacen de The nightshifter un buen comienzo del Nocturna, solo empañado por el excesivo alargamiento de la trama.
