16 de abril de 2024

Críticas: The Farewell

Viaje de reencuentros.

De personajes perdidos en un momento vital hemos visto muchas historias. De viajes de vuelta a los orígenes, también. De búsquedas personales para echar raíces en algún sitio y la incapacidad para hacerlo, también. Del choque cultural entre dos sociedades distintas, pero hermanadas, también. Todas ellas están presentes en The Farewell, la nueva película de la directora china Lulu Wang, afincada en Estados Unidos y actual pareja del también cineasta Barry Jenkins (Moonlight, El blues de Beale Street). Así pues, su nuevo trabajo es un filme trufado de lugares comunes, pero que en su conjunto conforman un buen drama familiar con inspiradas fugas de humor.

Una historia basada en una mentira real. Curioso e irónico intertítulo inicial que presenta la tradición china de no informar a un familiar que padece una enfermedad terminal para no aguarle sus últimos meses. La familia de Nai Nai convoca a todos los miembros para darle el último adiós, sin que ella sepa que padece un cáncer de pulmón irremediable. Billi, una de sus nietas, vive con sus padres desde hace muchos años en Nueva York, pero viaja al país para participar en lo que sus padres consideran una farsa. Este viaje le sirve a Billi como vía de escape y para volver a forjar vínculos con su familia.

La protagonista es, de largo, lo más interesante de la nueva película de Wang. Empieza deambulando por las calles de Nueva York, abstraída en la rutina, ligeramente frustrada en lo profesional y en lo emocional y decidida a aprovechar la enfermedad de su abuela como un hiato en su vida. Su visita a China no es tanto una búsqueda de orígenes y arraigo como sí de una búsqueda de algo mucho más íntimo, reencontrarse a sí misma y evocar nuevos retos vitales que la empujen a desenvolverse de nuevo. La confrontación entre tradición y modernidad, Occidente y Oriente y padres con el resto de la familia son dicotomías que se le revelaran como fuente de inspiración para afrontar la metamorfosis a la que está predestinada.

Por extensión, la relación de Billi con su abuela Nai Nai es el otro gran pilar de una cinta que siempre se mueve en la dirección correcta, manejando con pericia los tópicos en este tipo de relatos, aunque con un desconcertante juego de tonos: tan pronto The Farewell es el paradigma del drama íntimo y contenido chino como de repente un anime de Makoto Shinkai excesivamente empalagoso. Al fin y al cabo, la película es cine indie americano de manual, toca todas las teclas de que caracterizan la mayoría de las obras encumbradas en el Festival de Sundance, prestigio nada malo, obviamente, pero sí denota cierta tendencia a repetir fórmulas para prefabricar la nueva feel-good movie y no ahondar más en aspectos fílmicos relevantes. Billi es un personaje tremendamente interesante, pero el guion y la puesta en escena no terminan de exprimir al máximo el potencial de una protagonista predestinada a enamorar a los espectadores.

Precisamente, la lucidez y solvencia del rol es aupado con creces por la estupenda interpretación de Awkwafina, uno de los nombres que suenan con más fuerza para la próxima temporada de premios, del mismo modo que Shuzhen Zao, la anciana actriz debutante que compone un entrañable personaje con mucha naturalidad. The Farewell es la sensación indie del año en Estados Unidos y suena con mucha fuerza para ser una de las próximas contendientes a los Oscar, una recompensa excesiva a una película que funciona en todo momento, pero que tampoco ostenta el suficiente brío ni la contundencia de los dramas más redondos del año. No hay duda de que el boca-oreja funciona muy bien con la propuesta, pero cinematográficamente, la obra de Lulu Wang es una buena dramedia y poco más.

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