A la búsqueda de tu propia voz.
No darse por vencido. Encontrar el propio camino (encontrando la propia voz). No dejarse pisotear por nadie. Disfrutar con tu trabajo y tus pasiones. Gozar de la vida con los tuyos y sin traumas. Ahí es nada. Lecciones de vida en un envoltorio tan disfrutable como reconfortante que configuran El cover, la opera prima de Secun de la Rosa como director. Su carta de presentación en esta nueva labor tras tres décadas en el mundo de la interpretación es una refrescante, ilusionante y enérgica comedia que homenajea a los músicos de guerrilla y a todos los cantantes que adoran su trabajo y/o pasión.
Lo mejor de su debut es cómo Secun logra impregnar a sus personajes de vida y ternura, sin coartadas emocionales ni trucos melodramáticos. Cuida el guion hasta el mínimo detalle y, aunque no es una película perfecta, al contrario, tiene un montaje algo brusco, como si en la sala de montaje los tijeretazos hubiesen estropeado el resultado final; todas las piezas encajan en un engranaje tan buenrollista y divertido que uno obvia sus flaquezas. Por el contrario, la peor parte se la llevan los subrayados innecesarios y una voz en off algo cargante en algunas secuencias.
La gran escena de la película es la más festiva de todas y quizás por ello la más triste en este contexto de pandemia. Una batalla de gallos en un bar de Benidorm con todos los protagonistas (y otros comensales) cantando un hit de la cultura pop y culminando en la pugna entre I Will Survive y Resistiré. Si la película es una constante defensa del placer de la vida y luchar por ser quien eres a toda costa, esta escena nos recuerda, extra cinematográficamente, que por mucho que queramos ahora esto no puede ser. Es una secuencia absolutamente feliz y vigorizante, pero a su vez es inusualmente triste. La propia esencia de El cover ahora se percibe de otra forma, su mensaje probablemente cale más hondo en el contexto actual. De hecho, quizás su tono melancólico (otros tiempos eran mejores, ahora busca el camino de la felicidad) es resultado de todo ello.
Y si Secun de la Rosa logra impregnar a sus personajes de vida y ternura, sus actores son todo amor. Álex Monner y Marina Sala forman una pareja protagonista estupenda y su trama de comedia romántica es mucho más disfrutable gracias a su química. Ahora bien, la reina de la función es Carolina Yuste con su Amy, el personaje más fascinante de todos, que vive bajo una máscara invisible y un disfraz de Amy Winehouse. Su interpretación es memorable. El cover es, en última instancia, una inteligente comedia sobre la identidad y la búsqueda de la propia voz (entendida como el camino que uno cree mejor para él en la vida). Una feel good movie idónea para el verano.