25 de abril de 2024

Críticas: Viuda Negra

Regreso tardío a casa.

Lo que hace no tanto parecía reducirse a fantasías y caprichos onanistas de fans acérrimos se puede hacer ahora realidad en el imperio Disney gracias al poderoso caballero Don Dinero. La estrategia narrativa que están siguiendo con sus franquicias más populares es dedicar películas o series a desarrollar conflictos secundarios de alguno de sus múltiples personajes, o dar cuerpo dramático a alguna incógnita o anécdota mencionada en alguno de los previos trabajos venerados. Procedimiento propio de los fan service, pero esta vez con medios técnicos y con legitimización canónica. Una vez conquistada sin cuartel la taquilla del mundo entero con Vengadores: Endgame, los primeros pasos de la fase 4 de los Marvel Studios tanto en largometrajes como en miniseries de streaming está yendo encaminada a premiar a los aficionados poniendo el foco en personajes que hasta el momento se han limitado a actuar de segundas espadas. Y más especialmente es el caso del título que hoy nos ocupa, dedicado a un personaje al que le venían suplicando desde hace un lustro un filme en solitario: la Viuda negra de Scarlett Johansson, acompañada en esta aventura por Florence Pugh, David Harbour o Rachel Weisz. Un personaje rodeado de sombras e incógnitas que atesoraba potencial para una apasionante propuesta. Viuda negra cumple sobradamente como entretenimiento, pero se desempeña como un funcional trámite y una gran oportunidad perdida. Un thriller de espionaje de personajes y conceptos sugerentes que, sin embargo, debiera haber sido mucho mejor, en tanto escasea de pasión, intensidad y emplazamiento óptimo.

Si una clara ventaja tiene poder construir veinte películas y diez años en un mismo universo narrativo es que, si los cimientos son estables, las posibilidades narrativas que te va ofreciendo son cada vez mayores. La mayor baza que tiene a su favor el trabajo de Cate Shortland es la inquietante mitología de Natasha y las viudas negras. Los ecos en este mundo fantástico de la Guerra Fría, el proceso de reclutamiento de las niñas huérfanas hechas superespías, la temida Habitación roja…elementos perturbadores sugeridos que por fin adquieren cuerpo, o una mención más extendida, en pantalla…Teniendo en cuenta estos elementos narrativos, esta aventura alrededor del globo reminiscente en ocasiones de Misión Imposible o James Bond presenta un esqueleto argumental efectivo y con potencial trágico, en tanto Natasha se reencuentra y reconcilia con la asesina que fue para casar ese pasado con su presente en la familia vengadora. Los personajes son siempre lo más interesante de las propuestas del Universo Cinematográfico de Marvel, y vuelven a serlo aquí. Johansson cumple pero en esta ocasión cede el foco a unos secundarios más inspirados, en especial a una carismática Yelena hecha carne gracias a una Florence Pugh que vuelve a exhibir su enorme talento. Sus dinámicas emocionales tienen encanto, y la secuencia que abre el filme es efectiva a la hora de plantear su contexto dramático. La figura del villano y el secuaz también tienen fuerza, y si bien mucho de lo planteado no tendrá recorrido sirve para dar más dimensión al personaje de Natasha. Y aquel que busque escapismo y pirotecnia estará satisfecho, pues es una película llena de acción, espectacular por acumulación de ruido y de agotamiento explosivo.

Cómo resultaba inevitable recordar durante el visionado, la película llega tarde. Y por llegar tarde está mal integrada, forzada a emplazarse en un momento temporal muy específico. A partir de su articulación anómala, el relato deviene circunstancial, anecdótica en su alcance dramático. El filme se ve obligado a ser dos en uno, uno de cuantiosa y necesaria exposición y el de la trama propiamente dicho. Y para comprimir todo esto, el aclarar el quienes y el dónde y también hacer algo con ellos, se ve obligado a correr. La ejecución desganada y contractual, mas forzada por aplacar a los seguidores que por provenir de la pasión o por el interés real de contar una historia poderosa, fuerza al filme al pose y a la superficialidad en muchos instantes. Es oportuna y frívola al trazar su discurso feminista, y más que rendir tributo a Natasha aprovecha la oportunidad para abrir el camino de los fichajes del mañana. Y como cabría también imaginar, los apasionados del cine de acción poco podrán saborear aquí en cuanto a sus set pieces, realizadas sin inventiva, incapaces de dejar una imagen para el recuerdo.

La rueda sigue rodando, los castings de Marvel siguen siendo tan fuertes como para levantar sus películas y como pasatiempos vistosos Viuda negra cumple como sus predecesoras. Pero su desidia reciente ya ha logrado por fin perder el favor de la crítica, y veremos si no pierden paulatinamente las del público.

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