26 de abril de 2024

Críticas: Llaman a la puerta

Todo por la tensión.

Tan solo un año y medio después de estrenar la fallida Tiempo (Old, EE UU), el director M. Night Shyamalan vuelve a los cines. Con una carrera con algunos éxitos, varios fracasos y películas que han pasado sin pena ni gloria, el director consigue una vez más generar expectativa entre el público y sus seguidores. La historia basada en la novela publicada en 2018 La cabaña del fin del mundo de Paul Tremblay, adaptada a tres manos por el mismo Shyamalan y los guionistas Steve Desmond y Michael Sherman, nos presenta una premisa clara y sencilla: cuatro desconocidos llegan a una cabaña remota queriendo obligar a una familia a elegir un miembro de esta para sacrificar y así evitar el apocalipsis.

La película busca desde un inicio que el espectador se plantee el problema ético que los protagonistas tienen ante sí, la encrucijada moral de si el ser humano está por encima de la naturaleza y de la existencia de un dios, constantemente juega al despiste, al suspense de si lo que estos cuatro desconocidos cuentan es verdad o forma parte de un elaborado engaño. La película transcurre casi completa en un solo espacio cerrado y con pocos personajes que entran y salen de escena según avanza la trama, teniendo así un planteamiento narrativo bastante teatral. Para evitar dicha sensación de teatralidad Night Shyamalan decide no arriesgar, sacrificando en parte su parte más autoral en dirección, optando por una dirección correcta yendo a lo seguro. La cámara se mantiene en constante movimiento durante casi toda la película y en las pocas ocasiones que se mantiene estática, nos solemos encontrar con zooms lentos para aumentar la tensión. A medida que la cinta avanza en su metraje los planos van siendo cada vez más cerrados, centrándose cada vez más en los rostros de los personajes, todo se vuelve más asfixiante y los sentimientos de los personajes toman el protagonismo por encima del misterio.

El gran acierto de la película es su capacidad para crear tensión, desde la primera escena de la película hasta la última la tensión será constante, hasta un punto casi agobiante. La cinta claramente busca que el espectador sufra y comparta la tensión de los protagonistas, algo que logra con creces. Un elemento muy importante para crear esta sensación de agobio e incertidumbre son las buenas actuaciones de los personajes, obviando a un Rupert Grint pasado de tono. Entre todo el elenco, se siente como Dave Bautista es quien más empeño pone. El actor nos muestra un personaje completamente relajado que contrasta constantemente con los nervios de la cinta. Bautista en su carrera por mostrar que es más que un ex luchador de wrestling que encuentra su sitio en Hollywood como personaje de acción, se convierte en la sorpresa positiva de Llaman a la puerta. Aunque Bautista no es la única sorpresa positiva de la película, la jovencísima actriz niña Kristen Cui, quien entre un reparto con actores experimentados consigue destacar sobre ellos siendo quien se roba los focos en cada escena que participa, y no por la típica ternura que los niños en el cine, sino por su sólida actuación.

Lo cierto es que el futuro que se le augura a esta cinta será el de ser una obra más de M. Night Shyamalan que dividirá al público y crítica para terminar quedando en un limbo de olvido más allá de los fans acérrimos del director de origen indio. Pero aún así, en favor de la película, esta consigue con creces su claro objetivo de crear suspenso e intriga. Si buscas una película con un guion lleno de giros argumentales y un final rompedor propio del director, esta no es tu película. Si lo que buscas es disfrutar sin grandes pretensiones con una película mientras lo pasas mal por la tensión y suspense, esta es tu película.

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