20 de abril de 2024

Americana Film Fest 2023: Última crónica

Terror indie y naturaleza humana.

No hay nada más terrorífico que el escepticismo. Con él muchas veces nos escudamos ante lo que nos negamos a creer, hechos que deseamos imposibles, que podemos poner en duda, que escrutinamos desde una superioridad que nos deje fuera de todo peligro. El protagonista de Unidentified Objects abre una puerta a un universo desconocido, el que se encuentra más allá de lo que atesoran sus libros y su caparazón ante una sociedad asquerosamente hostil. Una mujer, quizá su antítesis, quizá su alter ego, se presenta en casa en busca de un vehículo con el que atravesar medio país, lo que traslada nuestro también cargado y prejuicioso escepticismo a un viaje en carretera donde observar un magnífico arco de sensaciones en el que hay espacio para los complejos personajes de Chéjov, la cristalina perspectiva de su compañera de viaje y esa excusa que les permite perseguir algo, que equivaldría también a huir de todo eso que nos convierte en seres terrenales y apegados al lado oscuro. Magnífico es trazar este camino con dos personajes tan potentes que nos ofrece Juan Felipe Zuleta, dos seres al margen de la comodidad y la aceptación que procesan el camino como una oportunidad para ver más allá, con esos procesos de ensoñación (resulta emocionante el baile al ritmo Crying, esa canción de Roy Orbison con la que lloraban en Munholland Drive) y fantasía (las muchachas del cosplay que ofrecen finalmente un juego de máscaras) que le dan una vuelta a todo para sobrepasar el ideal del cine buenista.

Con Jethica nos enfrentamos también al viaje, esta vez sobrepasando los límites de la vida y la muerte. Con una premisa muy original que traslada a otro plano la idea del acoso personal, lo cierto es que, pese a su cortísimo metraje, no sabe exprimir toda su esencia para ser algo más que una propuesta liviana y pasajera. Cumple todos los requisitos del indie, y ante la falta de medios no falta el ingenio en alguno de sus diálogos, con cierto humor ácido y esa extraña validación de los temas pendientes. Lástima que su discurso acabe siendo un lugar conocido sin dejar una verdadera huella en terrenos poco explorados.

Bodies, Bodies, Bodies

La sesión de las birras era una respuesta a la sesión sorpresa de la pasada edición de Sitges. La directora Halina Reijn se alejaba del drama de su debut Instinto con un divertido y desacomplejado slasher adaptado a los tiempos multimedia. Un grupo de amigos ricos, una fiesta con la excusa de un inminente tornado, muchos móviles, mucho alcohol y drogas para todos los gustos, por lo que ¿cuándo empiezan a morir? Bodies, Bodies, Bodies puede pasar como la enésima propuesta de jóvenes, bonitos e ineptos que caerán como moscas ante un ejecutor desconocido, y no es para nada un hándicap si sabe jugar bien sus cartas. Aquí la excusa es el juego del asesino, que ante la primera y desconcertante muerte real de uno de los presentes desata una locura llena de “conspiranoias”, acusaciones infantiles, viejas rencillas todavía candentes y desconfianzas que se solventan con litros de sangre. Una resolución original, un abuso de los neones y la excusa argumental de adaptar a los nuevos post-adolescentes en meros objetos de deseo a través de redes sociales (son constantes las referencias a las mismas, ya sea en clave de humor o como elemento indispensable para el avance de la trama) hacen de Bodies, Bodies, Bodies una simpática opción, aunque parecía que su dinámica era más propia del lado oscuro.

Something you said last night

Despedimos el festival con la calma del verano, el abrasador calor que siempre da lugar a un merecido descanso de la asfixiante cotidianidad y, por consiguiente, de una vida de la que en ocasiones necesitamos desconectar. En Something You Said Last Night, debut de Luis De Filippis nos encontramos a una de esas familias italo-canadiense que sobreviven al estereotipo. La película irradia ese necesario descanso de lo conocido, no tanto por querer reinventar a su carismática protagonista, Ren, sino por obtener ese lapso temporal donde aplazar secretos y pequeños descontentos. Con cierta pericia la normalidad y el sosiego se convierten en una realidad en este apartamento donde los padres y las dos hermanas se han reunido durante una semana, una de esas historias donde nada arranca pero todo se sumerge en un simbolismo propio, al introducir el tema de la transexualidad desde un punto de vista acomodado, ajeno a los cambios, logros o decepciones, contrastando esos días de asueto con cierta libertad emocional, detallando los contrastes con la evolución de una familia unida e irreverente que indaga en el alivio estival, sin forzar un drama o un conflicto, solo sustentando un liviano proceso vacacional. Un verano más para cualquiera, pero único en ese preciso instante. ¿No es excitante sumergirse en la nada de vez en cuando? Yo creo que sí.

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