26 de abril de 2024

El proyector: la secuencia de Maldito Bastardo

En tiempos de modas fugaces, publicidad viral, polémica y trending topic lo mejor es revisar una secuencia de la mejor sátira jamás hecha sobre el mundo de la moda, Who Are You, Polly Magoo? (William Klein, 1966).

En plena revolución de las redes sociales por la nueva campaña de Loewe, protagonizada por fashionistas, y con esas declaraciones de su director creativo indicando que «representan a un amplio sector de la juventud española», es momento de revisar una secuencia de la que me parece la mejor película que parodia y al mismo tiempo refleja el mundo de la moda. No es otra que Who Are You, Polly Magoo? (Qui êtes-vous, Polly Magoo?, 1966) de William Klein. Fue fotógrafo de Vogue durante más de una década y sabía perfectamente de lo que hablaba cuando reclutó a una de sus modelos fetiche, Dorothy McGowan, y se armó con una cámara de cine. Su opera prima es una sátira del mundo de la moda y, sobre todo, de la gran gurú de la época: posiblemente la editora de moda más famosa de la historia, Diana Vreeland. Algo parecido a lo que se intentó hacer bastantes décadas después con la exitosa El diablo viste de Prada. En este último caso sobre Anna Wintour, la editora de Vogue en EEUU.

Aunque la película de William Klein es una gran desconocida para muchos es el mejor reflejo que se ha hecho sobre la moda a golpe de excelente fotografía y revolución narrativa y visual. Entre un documental ficcionado y una mirada metacinematográfica televisiva. Es fácil teniendo futuros rivales como ZoolanderBrüno o Pret-a-porter… Pero realmente el filme de Klein, al contrario de caer en la banalización, la recrea mediante un chispeante arte cinematográfico saltándose las reglas y barreras a voluntad, siguiendo la estela de la Nueva Ola, pero también de la propia moda cambiante y al mismo tiempo siempre vigente.

La secuencia que mejor define la película, compuesta en un 60% sobre ensoñaciones de un trío de enamorados imposible con príncipe en busca de princesa modelo, es el propio rodaje del programa de televisión que da nombre a la cinta. Se desarrolla en un minúsculo apartamento de la protagonista, que se convierte en un improvisado estudio de televisión. Décadas antes de los realities, Who Are You, Polly Magoo? mandaba señales de la nueva rebelión televisiva. A golpe de panorámica nos dan una idea de cierta esencia al camarote de los hermanos Marx.

Polly Maggoo no entra con buen pie en ese mundo y es recogida por el que será el protagonista de procesarla su amor incondicional platónico, Grégoire Pecque (¿Gregory Peck a la francesa?), el realizador del espacio televisivo. Realmente Dorothy McGowan, la modelo que  interpreta a la modelo Polly Maggoo, era la musa fetiche del propio Klein y según cuenta el propio director se retiró después de protagonizar esta película. Primero, las presentaciones. Ellos son del programa de TV ‘¿Quién eres tú?’, que recordemos da título al filme. En ese momento se hace paso como pueden en ese minúsculo espacio rememorando el lado más felliniano y surrealista de la obra. Se alza la verdad sobre el programa: «Improvisamos, es más natural». La cámara los sigue a modo de plano secuencia para captar la esencia de esa preparación previa al rodaje-grabación de la entrevista. El realizador hace imaginar a Polly cómo será el resultado de destellos e imágenes suyas sobre la pantalla mientras el resto del equipo intenta continuar con los preparativos. El micro de corbata se nota entre tanta delgadez y tanto ceñimiento en la vaporosa ropa. Klein nos acerca a ellos para ver cómo preparan la entrevista y finalmente a la protagonista que parece entender todo la primera.

Ahora el realizador prepara al operador de cámara y discuten sobre el valor artístico del encuadre. No hay tiempo para más por que la claqueta da paso a la protagonista que ‘improvisa’ de espaldas a su galería de fotos y recortes. Pero no se queda estática sino que ronda entre los operadores y la iluminación mientras destripa su personaje.

Polly Magoo, natural de Brooklyn,  no era una niña mona por sus pecas y grandes dientes. Padre policía, mascotas infantiles como un conejo llamado Pat y montaje sobre plano son las claves. La sátira se apodera inmediatamente de sus declaraciones e ideas preconcebidas. Su tía le dio papel higiénico cuando fue a París porque decía que en Francia no había. Obviamente la realidad supera (en número) a la ficción. A los 16 se hizo modelo y posa estupendamente frente a la cámara. Nada de beber agua que estos franceses no son de fiar… y ¡Fantástico! ¡Corten!

Pasamos a planos subjetivos del operador de cámara a modo de encontrar la perfección en el encuadre. La grabación sigue a tiempo real aunque el director le pide que ande más lentamente mientras hable. En ese momento comienza la segunda toma pero el equipo de TV parece hacerse partícipe de las dudas sobre la identidad de la diva y modelo… y nos revela su vida y miedos. «Me fotografía todos los días y de todas las maneras. Me hacen millones de fotos. Y cada vez que hacen una foto hay una pequeña parte de mí que me deja». Aunque la fotografía se impuso, sobre todo desde la era Warhol, como ese reflejo del individuo y del culto a la imagen en algunas sociedades es algo supersticioso. Las fotos roban el alma según algunas tribus aunque también nos recuerda esa cita de Frank Sinatra sobre Judy Garland: «Cada vez que canta, muere una pequeña parte de ella». ¿No muere y pierde su alma acaso la modelo cuando su imagen en las fotos ya no dice nada al revelarse?

El entrevistador, Jean-Jacques Georges, interpretado por Philippe Noiret, la mira embelesado mientras termina estas palabras. Simplemente Polly Magoo enamora… El entrevistador quiere saber, mientras ella posa, si se trata de un juego o un personaje. Si hay algo o alguien detrás de esa fachada y máscara. Y surge uno de los temas fundamentales de la película: la mezcla de fantasía y realidad, de cuento y de vida real que inunda realmente ese país de hadas que es el mundo de la moda. Obviamente, nadie lo sabe. Es imposible saberlo en un sueño que tal vez nunca estuvo allí.

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