Charlamos con Ralph Fiennes en el estreno en Londres de The Invisible Woman y os hablamos de ella.
Un gran plano general abre The Invisible Woman. La costa inglesa de Margate mira impávida cómo rugen los pasos de una mujer que, si no de luto, viste muy de negro. Pese a la distancia de la cámara, su velocidad llega a transmitir la sensación de una arena húmeda alzándose bajo sus pies, que se desplazan solos por la playa desierta.
Igual de impávidos que la playa y que la cámara, vemos a Nelly abrir y cerrar una película sentida y bien elaborada. Su punto de vista hilvana el relato de la peculiar relación extramatrimonial que en la época victoriana comenzó un Charles Dickens cuarentón, quien recuperó una ilusión perdida, o quizá nunca vivida, con el amor por una adolescente de diecisiete años.
En esta relación entró sin rechistar Nelly, actriz y admiradora de la pluma de Dickens, asombrada por captar la atención del genio, forzada por la sumisión sexista de la época, o quizá animada por la vida de comodidades a la que su familia tendría acceso. O quizá, sencillamente, por amor. En cualquier caso, debido a un puritanismo cristiano, esa relación la volvería invisible, le negaría existencia a la vez que su vida cobraba una nueva dimensión. “En las novelas que escribió antes de conocerla hablaba de este amor idealizado, de una mujer pura y angelical. Y creo que lo que sucedió es que ella entró un día en los ensayos de una de sus obras y él proyectó todo eso sobre ella, sin que ella pudiera decir nada. Pero, ¿abrió Nelly su corazón realmente a Dickens en algún momento?”, se preguntaba Ralph Fiennes tras el preestreno de la película en Londres.
Los detalles de esta historia presentan un guion con mucha sensibilidad, a cargo de la responsable de los libretos de Shame o La dama de hierro, Abi Morgan. Sin embargo, en busca de una visión completa en una duración breve, la película adolece de un ritmo demasiado rápido, pese a dotar de la lentitud necesaria a los momentos climáticos.
“Lo que quería mostrar era la sucesión de pasos en esta relación e intentar evitar los típicos grandes momentos cuando se cuenta una historia de amor. Me interesaba ver cómo estas dos personas llegan a estar juntos, no sólo esta pareja en particular, sino cualquier pareja. ¿Cómo se atrae la gente, cómo llega la gente a un punto de intimidad? Yo creo que la intimidad es siempre un proceso de cómo llegas a entender a otra persona. La negociación de esta intimidad siempre requiere contemplación, y ese secreto interno es la clave de la relación con la otra persona. Hablamos de cómo queremos abrir nuestro corazón a otra gente y de si realmente lo abrimos para la otra gente”, nos comentaba Fiennes, que además de meterse en la piel de Dickens, también se encarga de la dirección.
Reconoce que uno “se puede volver un poco loco” cuando actúa y dirige a la vez, ”hay gente que lo ha hecho, y se puede hacer”. Ante una pequeña sala abarrotada del sur de Londres, el británico explicó que lo que más le costó de hacer doblete fue dejar el espacio con el otro actor ya que implica una desconexión del momento de intimidad que se consigue. Se refería básicamente a Felicity Jones en el papel de Nelly. La joven inglesa soporta bien el primer plano con una interpretación contenida y fría que se ajusta a las necesidades del personaje hasta que se requiere una evolución. A diferencia de Nelly, Jones se queda plana, algo que contrasta con el abanico de matices actorales de Fiennes.
De manera notable, como director ha conseguido un retrato verdaderamente íntimo de Nelly y Dickens por una parte, y en menor medida de Nelly y Charles. Es por este motivo, por el querer abarcar múltiples detalles y perspectivas de una historia, que la propia película puede perderse en su riqueza, en la que además de la contextualización de una época y su sistema de clases, también se da cuenta de la vida de un Dickens comprometido con su arte y manipulador en la esfera privada.
“Nelly es el corazón de la película, alrededor de ella está toda la energía de Dickens y su apetito por ella. Pero no se puede contar la historia de Nelly y no abordar la manera en la que Dickens trató su matrimonio. Es bastante duro, porque Dickens trató de reescribir la historia de su matrimonio, intentó que los hijos no le hablaran a su madre, él mismo no volvió a hablar con Catherine. Sobre este capítulo de su vida he recibido todo tipo de opiniones, y algunos lo odian por esto”, comenta el inglés sobre una de las dos presencias secundarias que elevan el nivel de la película: Joanna Scanlan como Catherine Dickens y Kristin Scott-Thomas como madre de Nelly.
Junto con un vestuario soberbio, el otro elemento interesante en esta película es el factor literario. Los admiradores del escritor encontrarán la descripción física de Lucie Manette (Historia de dos ciudades) en el cuerpo de Nelly. Sin embargo, son las referencias a la cinematográfica novela Grandes esperanzas la que más inspiró a Fiennes: “Creo que la declaración de amor que escribió en ese libro, que yo puse en la boca de Dickens, es una de las más extraordinarias, honestas, bellas y poéticas que he leído. ‘Tú lo eres todo para mí, lo bueno y lo malo’. No pude resistirme a incluirlo. Y creo también que Grandes esperanzas y la frialdad de Estela son en parte un reflejo de las dinámicas entre Dickens y Nelly. Me pareció muy útil como referencia para mantener una tensión en la relación”.
De ningún modo lo especial de esta película tiene que ver con Charles Dickens como escritor, sino con un enamoramiento, pasional y contenido a la vez, una relación que genera unas dudas que el espectador se lleva de camino a casa. De momento, eso les sucede a los que habitan tierras británicas, donde éste ha sido el primer gran estreno autóctono del año.