Cine español con sabor hindú.
La 59 edición de la Seminci se acerca a su recta final. En el sexto día el cine español ha sido protagonista con el estreno de Rastros de sándalo, un largometraje, el de la barcelonesa Maria Ripoll, que nace de la adaptación de la novela homónima escrita por Asha Miró y Anna Soler-Pont. Ésta última, que ejerce de productora y guionista, reescribió el guión desarrollando tan sólo una de las tramas de la novela, la que se desarrolla entre Mina, una actriz de éxito en India, y su hermana pequeña Sita, de quien fue separada después de la muerte de su madre. La cinta ambientada y rodada en Mumbai y Barcelona es un periplo emocional a través de los ojos de dos mujeres que luchan por dar sentido a su pasado y reencontrarse con él en el presente. Rastros de sándalo supone el engranaje de dos culturas y dos mundos muy diferentes que chocan entre sí a través de una historia de amor y supervivencia. A pesar de que no decae en ningún momento y que cuenta con buenas intenciones, Rastros de sándalo no sobresale ni en el apartado técnico ni el narrativo. En definitiva, un largometraje valiente y esperanzador a pesar de que su temática puede resultar un tanto manida.
Melik Saracoglu co-dirige, guioniza, produce y protagoniza una película autobiográfica. A simple vista Melik Saracoglu podría adolecer una egolatría desmedida, pero tras visionar Gözümün Nûru la percepción es muy diferente. Melik es un joven turco que ama el cine y que ha soñado toda su vida con hacer sus propias películas. Pero el cruel destino quiere que el chico que fantasea con ser director de cine sufra dos desprendimientos de retina y esté a punto de quedarse ciego. La película narra la afanosa travesía de Melik que le obligará a permanecer boca abajo y con los ojos cerrados durante 40 días. Gözümün Nûru no es una ostentación de talento técnico, ni tiene actores de primer nivel, ni exhibe un relato narrativo esculpido con genialidad, pero Gözümün Nûru es una película hecha con humanidad y sinceridad, una película que ama el séptimo arte y lo homenajea con una gran fuerza vital. Melik con su particular ensayo de la ceguera nos hace partícipes de su agonía de forma jocosa y lucha contra su enfermedad con un vigor envidiable.
Imperfect Harmony es un duelo entre dos grandes maestros, el rebelde vanguardista Louis Andriessen (el compositor más conocido de Holanda) y el director titular de la Real Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, Mariss Jansons. El documental, de producción holandesa, corre a cargo de una directora española, Carmen Cobos. A lo largo de su metraje, Carmen orienta su mirada hacia el control y el dominio de la música mediante un estudio diario de dos compositores que la aman por encima de todo. El espectador penetra con docilidad en el proceso creativo de dos artistas musicales y en el modo de vida de una orquesta, desde los básico hasta el más dispuesto de los detalles. Por ello, Imperfect Harmony es un reclamo para todos aquellos filarmónicos que quieran adentrarse en un fascinante viaje por lo melódico.