26 de abril de 2024

Lo mejor de 2018

Nuestras favoritas de 2018.

Como cada año, volvemos a hacer balance de lo que ha dado de sí la cinematografía que hemos visto en los últimos doce meses y compartimos con vosotros las películas que han sido nuestras favoritas. En 2017 decidimos cambiar el clásico top por un breve texto de la película preferida de cada redactor de entre las estrenadas comercialmente en España, y este año hemos querido repetir la experiencia, unos por no haber visto el suficiente número de estrenos, otros por tener la oportunidad de reivindicar alguna película que raramente va a formar parte de todos los tops que se publican estos días, y todos por formar parte de un especial que nos reúne al menos una vez al año.

En cualquier caso, os dejamos también el top 10 de cada uno de los redactores que han participado y, como la democracia es lo que tiene, ponemos en portada la imagen de la película que ha conseguido más votos con diferencia (incluso sin estar en varios de los tops), El hilo invisible, a la que han seguido en número de votaciones Mandy, Roma, The Florida project y Isle of dogs. No estamos todos los que somos (echamos de menos este año a Laura Merlo Solano), pero sí somos todos los que estamos. Gracias a todos los redactores y colaboradores de CAH. A los que están, a los que estuvieron y a los que estarán. Y, por supuesto, gracias a vosotros, lectores, que seguís ahí un año más. Que lo disfrutéis.

Feliz 2019.

 

A estación violenta por Cristina Ejarque.

La espalda es solo una de las expresiones físicas de A estación violenta, una invitación a continuar una historia madurada por el tiempo, ahogada en un recuerdo sin noche. Un estancamiento, el de Manoel, que sacude el polvo de nuestro propio ensimismamiento al reflejar a cualquiera, a todos, en un día de sonrisas que no nos llenan.
Hay canas en el pelo y una rutina insana, una que no distingue el cambio de una jornada a otra, que recuerda esas metas que nunca se van a cumplir, hasta que el pasado se refleja en una ventana cualquiera y, lejos de enfrentarse a él, camina en otra dirección hasta que el pasado grita, le alcanza, le abraza y le besa, entra de nuevo en el hoy y nada cambia, pero parece que todo es distinto.
A estación violenta nos habla con sus imágenes mientras los tres protagonistas callan, traduce el diálogo en cuerpos encontrados y parece estar cantando a la melancolía, a la orfandad de nuestros pensamientos más desgastados, por volver una y otra vez a ellos, no por ser los mejores de una vida, solo porque deben ser recordados de algún modo. Ese desencanto es capaz de atraparnos en un debut al que es imposible no quedarse enganchado.

Top 10:

1. The Florida project (Sean Baker)
2. Mandy (Panos Cosmatos)
3. A estación violenta (Anxos Fazáns)
4. Lo que esconde Silver Lake / Under the Silver Lake (David Robert Mitchell)
5. El infinito / The endless (Justin Benson, Aaron Moorehead)
6. El malvado zorro feroz / Le Grand Méchant Renard et autres contes (Benjamin Renner, Patrick Imbert)
7. El reverendo / First reformed (Paul Schrader)
8. Thelma (Joaquim Trier)
9. El hilo invisible / Phantom thread (Paul Thomas Anderson)
10. Revenge (Coralie Fargeat)

Amante por un día por Iván Ginés.

La gran noticia cinéfila del año es que Philippe Garrel sigue en plena forma a sus 70 años. Pero esto no es algo que deba sorprendernos: siempre que Garrel estrena película se convierte automáticamente en una de las noticias del año, pues incluso la irregular pero apasionante Un verano ardiente fue de lo mejor del ejercicio cinematográfico en cuestión. Lo que sí es estupendo es que Amante por un día haya llegado a nuestras salas ―antes sólo se había estrenado, casualmente, Un verano ardiente, seguramente uno de sus trabajos más alejados de la excelencia―, quizá por ser una de las obras más accesibles de su autor a pesar de mantener todas y cada una de sus constantes, de sus códigos estilísticos y de sus temas.

Amante por un día explora de manera brillante cuestiones como el amor, el desengaño amoroso, la infidelidad, el salto generacional y las relaciones paternofiliales. Para ello no necesita más que tres personajes protagonistas, una voz en off y algún que otro secundario que se integrará convenientemente en el relato. También hay un fuerte componente autobiográfico, pero eso podíamos darlo por sentado. En solo una hora y cuarto de película Garrel consigue cautivarnos y desgarrarnos como nadie había podido hacerlo en mucho tiempo. Para el recuerdo quedarán los primeros planos de la revelación Louise Chevillotte y una secuencia de baile que se acerca peligrosamente a la perfección.

Top 10:

1. Amante por un día, de Phillipe Garrel (Francia)
2. Madame Hyde, de Serge Bozon (Francia)
3. El león duerme esta noche, de Nohubiro Suwa (Francia)
4. La cámara de Claire, de Hong Sang-soo (Corea del Sur)
5. Los fantasmas de Ismael, de Arnaud Desplechin (Francia)
6. Ternura y la tercera persona, de Pablo Llorca (España)
7. Viudas, de Steve McQueen (Reino Unido)
8. Burning, de Lee Chang-Dong (Corea del Sur)
9. Barbara, de Mathieu Amalric (Francia)
10. Western, de Valeska Grisebach (Alemania)

Call me by your name por Diego Bejarano.

Permitidme que empiece por el final: un primer plano sostenido muestra un rostro, el de Thimotée Chalamet, mientras suena «Visions of Gideon» de Sufjan Stevens. El clímax de Call me by your name, que ya es parte indeleble de la historia del cine, dura más de tres minutos y en él el joven actor no pronuncia una sola palabra, pero logra expresar —con una veracidad que hiere el alma— todo el recorrido emocional que sucede a la ruptura de una relación: desde la rabia y la impotencia iniciales ante la pérdida hasta la alegría y la satisfacción últimas por haber podido vivir una experiencia de tal intensidad, al alcance de muy pocos. Ese plano, capaz de derribar las defensas de cualquier espectador, funciona como epítome de la relación entre Elio y Oliver, una montaña rusa de sentimientos y vivencias de la que nosotros hemos sido testigos privilegiados. Y es que pocas veces se ha visto en pantalla el despertar sexual de una forma tan honesta, tan apasionada y tan pura como en Call me by your name, una película que trata con agradecida naturalidad la orientación sexual de sus protagonistas y se centra en lo que realmente importa: el vértigo del amor iniciático, la adicción al arrebato en el agridulce tránsito de la adolescencia a la juventud y la forja de la identidad a través de pasiones que dejan huella de por vida. Dudo que volvamos a ver algo tan extraordinario en el cine en mucho tiempo.

Top 10:

1. Call me by your name (Luca Guadagnino)
2. Mandy (Panos Cosmatos)
3. Hereditary (Ari Aster)
4. Isla de perros (Wes Anderson)
5. El hilo invisible (Paul Thomas Anderson)
6. The Florida Project (Sean Baker)
7. Roma (Alfonso Cuarón)
8. Gorrión rojo (Francis Lawrence)
9. Un lugar tranquilo (John Krasinski)
10. Custodia compartida (Xavier Legrand)

Custodia compartida por Jorge Fernández-Mayoralas.

Hay quien va al cine para pasar un rato, hay quien va para entretenerse, para olvidarse del mundanal ruido, están los que van al cine para poder encontrar formas de sociabilizarse, están incluso los que van al cine para encontrar itinerarios, formas, mensajes, que les hagan recapacitar en ciertos temas. Por ultimo están los que uniendo todas esos objetivos acuden a la sala oscura para que al menos una película les cambie la vida. Suena muy naif pero es cierto. Desde el impulso inicial de aquel Billy Elliot ya clásico, persigo esos instantes de verdad, que me remuevan por dentro. Si hay una película de todo el 2018 que lo consiguió esa fue Custodia compartida, el debut en el largometraje del cortometrajista francés Xavier Legrand, cuyo estudio de las relaciones en este film que nos ocupa pasa a formar parte del podio de relaciones tóxicas y peligrosas. Lo mejor de esta pequeña pero madura película es acudir a la sala lo mas virgen posible, sin dejarse manipular ni por mis palabras ni por las de otros, ni mucho menos por los malditos trailers. Pero, sin duda, lo que se genera es una atmósfera opresora, de violencia implícita, una cinta claustrofóbica, llena de tensión y de amenaza y una empatía lejos de las normalmente edulcoradas cintas sobre malos tratos. Aquí no nos compadecemos de las víctimas, simplemente las acompañamos, lo sufrimos con ellas, sentimos la tensión, el miedo y la rabia. Para ello, Custodia compartida empieza recordando a los Dardenne en un drama social de libro para convertirse en un thriller de terror donde no se vislumbra ni esperanza ni sosiego en ningún momento. Y ese es uno de los grandes logros del film. No hay una sola escena donde no se sienta la violencia implícita, la tensión y el horror. Y eso la convierte en la mejor película de terror del 2018, involuntaria pero veraz. Porque muchas veces el mayor horror puede estar simplemente provocado por un humano desquiciado.

Top 10:

1. Roma (Alfonso Cuarón)
2. El hilo invisible (Paul Thomas Anderson)
3. Custodia compartida (Xavier Legrand)
4. Un asunto de familia (Hirokazu Koreeda)
5. El león duerme esta noche (Nobuhiro Suwa)
6. El capitán (Robert Schwentke)
7. Girl (Lukas Dhont)
8. 120 pulsaciones por minuto (Robin Campillo)
9. Dogman (Matteo Garrone)
10. Entre dos aguas (Isaki Lacuesta)

El hilo invisible por Néstor Juez Rojo.

El californiano Paul Thomas Anderson finaliza una nueva película cada varios años, pero las pocas películas que nos ha brindado en las últimas dos décadas son, con una excepción (esa alucinógena y críptica Puro vicio), realmente excepcionales. Obras cinematográficamente maduras y ricas, pero también películas exigentes y complicadas, perversas, que dejan fuera a mucha gente. Y pese al reconocimiento crítica, su El Hilo invisible es una obra en cierto modo radical. Una película formalmente depurada cuyo clasicismo visual esconde un relato de maneras nada académicas. Una historia de amor gótica cubierta de cine británico, puesta en escena de prestigio para un sobrio retrato del proceder de un meticuloso modisto que pone el énfasis en un amorío hitchcockiano de personalidades salvajes, irreprimibles. Una narración pérfida y recargada, de formas sobrios pero empleo juguetón de las mismas. Experimento, en suma, de difícil lectura. Una obra que funciona a dos niveles separados que se interconectan de manera constante: por un lado, la actitud perfeccionista y obsesiva de un diseñador que emprende su actividad profesional con la exigencia de un creador, que considera su oficio una trascendente actividad artística por encima del resto de las cosas, aislándole así de todo lo demás; y por otro la batalla callada y psicológica que mantiene con Alma por la dominación emocional del uno sobre el otro. Una historia de amor refinada en sus protocolarias manifestaciones externas, pero salvaje en el interior.

Top 10:

1. El hilo invisible (Paul Thomas Anderson)
2. 120 pulsaciones por minuto (Robin Campillo)
3. Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh)
4. Un asunto de familia (Hirokazu Koreeda)
5. Lazzaro felice (Alice Rohrwacher)
6. Roma (Alfonso Cuarón)
7. Sin amor (Andrey Zvyagintsev)
8. Yo, Tonya (Craig Gillespie)
9. The Florida project (Sean Baker)
10. Call me by your name (Luca Guadagnino)

Hereditary por Maldito Bastardo.

¿Cuál es sentido de las películas de terror? ¿Personajes que son perturbados, acechados, torturados y/o asesinados por una amenaza escalofriante? La idea siempre ha sido que en su pánico se halle el nuestro; que sintamos la agonía y sobresalto en los detalles en los que se recrea el director que sigue sus pasos. Hereditary desea cambiar las reglas del juego durante su presentación: somos simples espectadores en el sentido literal y parte de esa cuarta pared que compone una caja de muñecos, títeres de un destino y condena impuesta desde el obituario que marca el comienzo del film. ¿Hay lugar para imponerse a unas fuerzas que mueven los hilos y entretejen el sino de los protagonistas? Podemos recurrir a los hallazgos metaficcionales de la estupenda La cabaña en el bosque de Drew Goddard pero, sin embargo, Ari Aster invoca al espíritu de La semilla del diablo y somete a dosis puntuales de truculencia aquello que pudiéramos definir como una perturbación audiovisual. Aquí no existen lecturas gratificantes ni una proposición de debate con la audiencia como sucedía en las obras que han marcado el género en los últimos años: La bruja, It Follows o Babadook. El film de Roman Polanski nos remitía a temores cotidianos pero Hereditary, no obstante, quiere adherirse en la psique colectiva a través del dolor y la desesperación humana. El libreto de Aster hace encajar cada una de las piezas argumentales a través del trauma para conducirnos a un clímax truculento y controvertido pero nunca discutible. Esos hilos que entretejen el destino de los personajes, atrapados en una casa de muñecas, son tan invisibles como eficaces dentro de un juego cinematográfico malévolo en el que Toni Collette brilla en cada plano y el sentido de toda película de terror: estremecernos generando un trauma que traspase esa cuarta pared que creíamos que nos impermeabilizaba del miedo.

Top 10:

1. Hereditary (Ari Aster)
2. Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh)
3. El hilo invisible (Paul Thomas Anderson)
4. Call me by your name (Luca Guadagnino)
5. Isla de perros (Wes Anderson)
6. Lazzaro feliz (Alice Rohrwacher)
7. Cold war (Pawel Pawlikowski)
8. Burning (Lee Chang-dong)
9. The Florida project (Sean Baker)
10. Los increíbles 2 (Brad Bird)

El infinito por Mª Carmen Fúnez.

Este año me ha costado mucho decidir cuál ha sido mi película favorita de las estrenadas. De hecho, entre la primera y la segunda de mi lista no habría una diferencia considerable para poder haber priorizado una u otra, así que he decidido poner Desenterrando Sad Hill en primer lugar del top y escribir el texto sobre The Endless para visibilizar una película que pasó por nuestras carteleras sin pena ni gloria pero a la que merece la pena prestar atención y situar entre lo mejor que nos ha dejado el 2018, cinematográficamente hablando. Cinco años después de la intrigante ópera prima de Justin Benson y Aaron Moorhead, Resolution, los dos directores vuelven a ponerse en la piel de los dos personajes a los que dieron vida en una breve escena de la misma, y al universo en el que dejaron perdidos a sus protagonistas. Lo que en un principio se presenta como un regreso a unos orígenes nada convencionales de dos hermanos que malviven tratando de superar de maneras distintas su crecimiento en el seno de una secta, se revela para los protagonistas en el descubrimiento de un bucle espacio-temporal infinito orquestado por un ente que maneja a quienes lo habitan a su antojo. Con un guion excelente que combina el miedo a lo desconocido así como el miedo a que lo conocido y mediocre nunca acabe, y las difíciles relaciones entre hermanos, el tándem Benson-Moorhead, ambos encargados de ejecutar prácticamente todos los aspectos técnicos y artísticos de sus películas, se consagra con The Endless como una de las alianzas más interesantes y con más futuro dentro del indie americano del fantástico y la ciencia ficción.

Top 10:

1. Desenterrando Sad Hill (Guillermo de Oliveira)
2. The endless (Justin Benson y Aaron Moorhead)
3. Isle of dogs (Wes Anderson)
4. Roma (Alfonso Cuarón)
5. Ready player one (Steven Spielberg)
6. Lean on Pete (Andrew Haigh)
7. Mandy (Panos Cosmatos)
8. Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh)
9. Yo, Tonya (Craig Gillespie)
10. Lucky (John Carroll Lynch)

Lo que esconde Silver Lake por Yago Paris.

Al analizar productos más nostálgicos que puramente posmodernos como Stranger things, la lógica del relato le pide al público que agarre la lupa de investigador y se prepare a localizar todas y cada una de las referencias a otras obras. El visionado deviene, por tanto, más un ejercicio intelectual, ajeno a lo puramente cinematográfico, quedando lo narrativo en un segundo plano. Cuando se analiza Lo que esconde Silver Lake, la tentación podría ser la misma, pero, habida cuenta de la manera en que David Robert Mitchell maneja las referencias y las utiliza para desarrollar su discurso, se estarían dejando de lado las verdaderas intenciones del autor, en favor de la satisfacción del ego del espectador.

Lo que esconde Silver Lake está plagada de menciones a otras obras de diferentes disciplinas artísticas, desde la literatura hasta el cómic, pasando por el propio cine. Tratar de recopilar todas es un trabajo colosal, como igual de grande sería el error de limitar el análisis a esa capa de lectura. Mitchell desarrolla su creación hablando de otras, pero su objetivo no es el revisionismo nostálgico, sino el puro ejercicio posmoderno: la reflexión sobre el medio, el acto cinematográfico y, especialmente, el valor de la metarreferencialidad. Un valor que pone en cuestión segundo a segundo, como si con ello estuviera cuestionándose a sí mismo y su filmografía. En última instancia, el director de It follows se rinde a la intertextualidad de Julia Kristeva: es imposible crear sin la influencia de obras anteriores. Por lo sublime del planteamiento, pero especialmente por la profundidad de las reflexiones y el atrevimiento (auto)cuestionador, Lo que esconde Silver Lake estaba destinada a ser el mejor largometraje del año, a juicio de este crítico.

Top 10:

1. Devilman crybaby, de Masaaki Yuasa (Japón)
2. Lo que esconde Silver Lake, de David Robert Mitchell (Estados Unidos)
3. Al otro lado del viento, de Orson Welles (Francia)
4. El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson (Estados Unidos)
5. Isla de perros, de Wes Anderson (Estados Unidos)
6. Mandy, de Panos Cosmatos (Estados Unidos)
7. Lazzaro feliz, de Alice Rohrwacher (Italia)
8. La forma del agua, de Guillermo del Toro (Estados Unidos)
9. Lady Bird, de Greta Gerwig (Estados Unidos)
10. Western, de Valeska Grisebach (Alemania)

Mandy por Daniel Pérez Pamies.

Mandy (Panos Cosmatos) o la mirada de los mil metros.
El rostro embadurnado en sangre y desencajado de Red Miller (Nicolas Cage) es, probablemente, una de las estampas más icónicas y pregnantes de la cinefilia del 2018. Desde su asiento de conductor, en un momento en el que lo más correcto sería decir que ya “no hay nadie al volante”, Red abre los ojos al máximo y sonríe de oreja a oreja. En el contraplano se encuentra Mandy, el personaje femenino que da nombre a la película de Panos Cosmatos. Sin embargo, si nos detenemos sobre la mirada de Red, por su proximidad al eje, parece que nos está mirando a nosotros, espectadores, aunque lo verdaderamente subyugante es que en realidad está mirando más allá. La mirada de Red descubre un escenario trascendental, traumático, místico. Un espejismo o una zona de deseo. Su mirada está activando un nuevo espacio mental. Se trata de una mirada desbordante, porque todo lo que ha vivido no cabe en la experiencia. Es, en definitiva, una mirada que surge como el único resultado posible de un viaje lisérgico que arranca con la melodía de King Crimson para extender el trance psicodélico del oído a la visión. La mirada de Red es lo que Mark Cousins ha venido a llamar la “mirada abstracta” (Historia y arte de la Mirada, ed. Pasado y Presente) y es el mismo tipo de mirada que uno puede localizar en la pintura de Tom Lea. Es la mirada de los mil metros, pero no exenta aquí de un cierto goce perverso: ese mismo que tensa la boca de Cage en una mueca sonriente. Y es que Mandy bien podría ser la revisión psicotrópica del mito órfico, con un infierno de neón custodiado por los descendientes de Leatherface.

Top 10:

1. Le livre d’image (JL Godard)
2. High Life (Claire Denis)
3. Lo que esconde Silver Lake (Under the silver lake, David Robert Mitchell)
4. The Florida Project (Sean Baker)
5. El hilo invisible (Phantom Thread, PT Anderson)
6. Entre dos aguas (Isaki Lacuesta)
7. Isla de perros (Isle of Dogs, Wes Anderson)
8. Mandy (Panos Cosmatos)
9. Viaje al cuarto de una madre (Celia Rico Clavellino)
10. Burning (Lee Chang-dong)

Roma por Alain Garrido Blanes.

Era cuestión de tiempo que una producción original de Netflix fuese a copar el listado de mejores películas del año. Estos días no es nada extraño ver La balada de Buster Srcuggs de los hermanos Coen y, sobre todo, Roma de Alfonso Cuarón entre las favoritas de muchos críticos y espectadores. La última película del director de Gravity es un monumento cinematográfico, un hito que ha superado todas las expectativas y ha conquistado al público de todas partes: León de Oro en el Festival de Venecia, largas colas para verla en una sala de cine, nominaciones en los premios más importantes del año… El director mexicano ha firmado su películas más personal en este fresco sobre su propia infancia en la que rinde un homenaje a las mujeres que han forjado su identidad, especialmente Libo, su niñera. De hecho, le dedica la película a ella en uno de los planos finales más arrebatadoramente bellos de la Historia del cine, un contrapicado que la sitúa en un pedestal eterno. Roma es una extensa y humanista crónica familiar que, sin estridencias ni grandes artificios, aunque sí con un formalismo fílmico exquisito y justificado en todo momento, fluye en una naturalidad y sensibilidad pasmosa. Todo el relato conlleva a un punto álgido en que se funden muerte y vida (el hospital y la playa) en un abrazo y una frase («Yo no le quería») que perdurarán en la memoria de los espectadores durante mucho tiempo. El cineasta cuida el más mínimo detalle, desde la presentación de un personaje (el patriarca con el coche), al travelling inicial y final por las estancias de la casa (en una suerte de reconstrucción del hogar familiar) hasta la omnipresencia del agua como símbolo de curación. Roma es la obra más redonda y conmovedora de Cuarón.

Top 10:

1. Roma (Alfonso Cuarón)
2. Call me by your name (Luca Guadagnino)
3. El hilo invisible (Paul Thomas Anderson)
4. Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh)
5. Burning (Lee Chang-dong)
6. Quien te cantará (Carlos Vermut)
7. Lazzaro Feliz (Alice Rohrwacher)
8. Un asunto de familia (Hirokazu Koreeda)
9. Custodia compartida (Xavier Legrand)
10. Entre dos aguas (Isaki Lacuesta)

The Florida project por Rubén Collazos.

«¡Mooooneeeee! ¡Scooootyyyyy!». Dos voces resuenan en mitad de una nada que en realidad lo es todo, encontrándose en algún punto como celebración de una mirada desprendida y liberada de todos aquellos problemas que precisamente asolan el mundo que les rodea. Porque tanto The Magic Castle como Futureland no son sino el contenedor de vidas atrapadas, acuciadas por un estado del que no poder escapar y, ante todo, contrapuestas por parques de atracciones, los reales, donde anida el lujo y una simple entrada es el reino para Moonee y su madre.

Sean Baker, no obstante, huye de cualquier comparativa, no establece nexos entre la opulencia y una miseria mal disimulada entre los colores chillones y el aspecto kitsch del lugar en el que se hospedan. Lo que ofrece, por contra, es una perspectiva desprovista de preocupación alguna en los ojos de Moonee y sus compañeros de fatigas, aquello que prácticamente engulle el conflicto entre helados con invitación, visitas a edificios en ruinas o formas de incordiar a Bobby, el gerente.

Una forma no tanto de obviar lo que subyace en el fondo de esas situaciones, ni mucho menos de dulcificarlo, sino de establecer el contraste perfecto en un film que no encuentra el artificio ni cuando decide sobrevenir a través del drama, algo confirmado por uno de los planos sostenidos más sinceros de los últimos años, devolviéndonos, casi como por arte de magia, a una ilusión tan capaz de pervivir en el rostro de la protagonista, como en la retina del propio espectador.

Top 10:

1. The Florida Project (Sean Baker, 2017)
2. Mandy (Panos Cosmatos, 2018)
3. Phantom Thread (Paul Thomas Anderson, 2017)
4. First Reformed (Paul Schrader, 2017)
5. Thelma (Joachim Trier, 2017)
6. A Ciambra (Jonas Carpignano, 2017)
7. Cold War (Pawel Pawlikowski, 2018)
8. Dogman (Matteo Garrone, 2018)
9. Burning (Lee Chang-dong, 2018)
10. A estación violenta (Anxos Fazans, 2018)

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