La mejor comedia del año.
Make America Great Again. El lema de campaña de Donald Trump y la frase que puede ilustrar en futuros libros de historia el fenómeno del populismo que asola los estados de todos los continentes en esta década del siglo XXI. A su vez, No mires arriba (Don’t Look Up) puede convertirse en la película idónea para entender nuestro presente dentro de unos años. Adam McKay ha formulado la sátira definitiva de la política del nuevo siglo: el populismo, las fake news, el negacionismo, la polarización del debate público, la fractura social, el poder de las redes sociales y la deidad de los nuevos gurús tecnológicos.
La nueva película del director de La gran apuesta y El vicio del poder es la comedia del año. Por su estelar (y magnífico) reparto, por un guion finísimo que dispara a todos lados y acierta en su inteligente crítica social y política y, por supuesto, por una consecución de gags desternillantes. De hecho, No mires arriba (Don’t Look Up) nace sobrepasada por la realidad: el asalto al Capitolio de los Estados Unidos del pasado 6 de enero, la pandemia del coronavirus y las repercusiones de ambos hechos. Lo que se ideó en la escritura del guion como una fabulación en clave cómica de un futuro cercano, llevando al extremo la realidad, es casi una descripción fidedigna del momento actual.
Lo mejor de la propuesta de McKay es su capacidad para abordar tantos temas, hilarlos perfectamente en un engranaje con precisión de reloj suizo y salir airoso de todos ellos. Nunca cae en el discurso fácil, siempre desde el gag ocurrente, el diálogo inteligente y el perfecto timing sustentado en un reparto soberbio. Para abrazar toda esta multiplicidad de vertientes de la sátira social y política, pese al protagonismo claro de los personajes de los científicos interpretados por Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, hay una galería de secundarios muy amplia y todos ellos tienen espacio para hacer avanzar la historia, insuflar nueva energía al relato principal y encajan a la perfección en el conjunto. Ninguno está de más ni en ningún momento se aprecia sensación de irregularidad en su ritmo, pese a sus abultados 140 minutos.
DiCaprio y Lawrence están soberbios en sus respectivos papeles, son los dos miembros del reparto con más espacio para lucirse y sacan oro de sus personajes y situaciones cómicas. De entre la multitud de gloriosos secundarios, servidor se queda con la periodista interpretada con maestría por Cate Blanchett. Seguida muy de cerca por Mark Rylance, su metamorfosis en un gurú tecnológico de la estirpe de Mark Zuckerberg o Elon Musk es inteligentísima y brinda algunas de las mejores secuencias de la película. La diosa Meryl Streep en modo Selina Meyer (de la serie Veep) meets el propio Trump es divertidísima, Jonah Hill como su Gary (el secretario de Selina en la ficción de HBO) con bolso incluido o Ron Perlman como el último gran héroe americano. Mención aparte merece Ariana Grande en un breve rol, pero de los más desternillantes de toda la ramificación de tramas.
No mires arriba (Don’t Look Up) es la comedia más inteligente y divertida del año, servidor no recuerda reírse tanto en una sala de cine en mucho tiempo. Está en pocas salas de exhibición, aunque llega como regalo de Navidad el próximo 24 de diciembre en Netflix. Por cierto, la BSO de Nicholas Britell es otro triunfo en una de las mejores películas del año y la mejor de la filmografía de Adam McKay desde Anchorman (El reportero: La leyenda de Ron Burgundy). No estamos ante una película perfecta, pero sí una excelente sátira de nuestros tiempos, tan divertida como punzante y tan directa como inteligente en el subtexto de sus gags más extremos.