2 de octubre de 2025

Superman – Justicia inocente

Superman

Justicia inocente

La popularidad de ciertos personajes y propiedades intelectuales hace décadas que nos viene condenando a recibir ad infinitum nuevas iteraciones o re-interpretaciones de los mismos. Estas se producen ya sin ningún rubor en el cada vez mas reducido espaciamiento temporal y, a su vez, ancladas casi todas ellas a establecer universos de serialización narrativa a los que pertenecen y a los que volverán tanto con esta como con otras propiedades intelectuales hermanas. Nótese por tanto el agotamiento de antemano de este crítico ante el que es para muchos uno de los estrenos mas anticipados del año, y en cualquier caso uno de los platos fuertes del verano.

Si bien es cierto que, aún entroncada en el organigrama del cine comercial de grandes estudios, se trata de una obra de autor, pues su singular director representa uno de los escasos casos de realizador que lleva años gozando de libertad creativa en el tan vigilado contexto del audiovisual superheroico. Un año después de que James Gunn, tras marcar el MCU para siempre con su trilogía de Guardianes de la galaxia y de tantear el ya clausurado DC Extended Universe con su sobrevalorada versión de El escuadrón suicida, fuese elegido para llevar las riendas creativas del nuevo universo compartido de DC, llega a las carteleras veraniegas su Superman, con David Corenswet en el papel de Clark Kent/Kal-El, Rachel Brosnahan como Louis Lane y Nicholas Hoult como Lex Luthor.

Desde los primeros compases del filme cualquier espectador tendrá una indeleble sensación de estar viendo un cómic en movimiento. Tras décadas de aproximaciones serias, realistas, oscuras, solemnes a los personajes con superpoderes es contagioso dejarse llevar por una propuesta tan campy, sci-fi y auto-consciente de su condición de divertimento liviano, capaz de capturar la sensación de júbilo y escapismo de los tebeos en un viaje de tempo impagable lleno de acción, cromatismo y personajes.

Dado que ya llevamos mas de 20 años con películas de personas en mallas, Gunn toma la acertada decisión de no dar mas que un poco de contexto narrativo en forma de texto inicial y nos sitúa ya en la acción, sin prólogos de origen ni génesis de los héroes y villanos principales. Si bien es una historia canónica sobre el kriptoniano y sus conflictos habituales, está cargada de personajes adicionales con poderes y mitología fantástica, integrando rasgos de los cómics con la naturalidad propia de quien se dirige a una audiencia que sabe, y espera, versada. Un filme con identidad propia pero que se mira en el original de Donner y respeta su legado. El universo construido y los múltiples metahumanos repartidos en él son el aspecto mas cuidado de una película, que apuntala una franquicia con posibilidades futuras.

Otro de los aspectos más entrañables de la película es su decisión de recuperar al héroe inocente, puro y de sentido de la justicia simple y alegre de los tiempos de Christopher Reeve. Un protagonista noble que no deja de ser un humilde campesino de 30 años, comprometido con la responsabilidad que sus poderes y naturaleza alienígena le otorgan pero desconocedor de las implicaciones de sus actos forzudos. Ejecutor de sus habilidades desde el sentido mas puro del altruismo pero sin pensar en los quebraderos de cabeza diplomáticos y sociales que sus acciones acarrean. Es un personaje en construcción, todavía inseguro de sus condiciones y aquejado por el peso de la opinión pública, especialmente lacerante en estos tiempos digitales que vivimos.

Su química con una carismática Louis Lane es el punto álgido de la película, y la inclusión del catastrófico perro superpoderoso Krypto es un contrapunto absurdo de caos hilarante entrañable. Los personajes del Daily Planet ofrecen dinámicas relacionales con Clark bien construidas, y el personaje de Mr. Terrific es otro robaescenas, pero el resto de personajes apenas reciben el tiempo en pantalla necesario para resultar meras carcasas.

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Su acomodo a coordenadas ya conocidas ha supuesto que nos detengamos menos en ella, pero su estilo visual es dinámico, inmersivo y lúdico. Compensado entre las tomas angulares y los planos mas cerrados, sus encuadres consiguen emular la sensación de que la acción estuviese filmada con un arnés adherido a los actores, jugando con la escala de tal manera que los momentos más catastróficos den una sensación de daño de grandes proporciones alrededor de criaturas gargantuescas o fallas abisales. Captaron la atención de muchos las secuencias de vuelo, rodadas a su vez como si el personaje de David Corenswet llevase una Gopro sujeta en la cabeza.

Lástima que, universo aparte, la historia que decide contarse en Superman es poco interesante, conjunto de retales narrativos kriptonianos ya vistos previamente en diversas representaciones visuales del personaje. Todo sucede demasiado rápido para que tenga poso alguno, y aun si sus motivaciones resultan coherentes Lex Luthor no cuaja más allá del rol de histriónico malo malísimo con deficitaria e irracional gestión de su ira. El clímax de ciudad cayendo en escombros al final de una película de superhéroes enfrentándose a mamporrazos voladores es ya un cliché pesadísimo, por muchos drones de videovigilancia o clones coreografiados sitúes a su alrededor.

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El humor adolescente irreverente forma parte inherente del libro de estilo de James Gunn, pero en esta ocasión el balance tonal resulta un tanto aparatoso. Su humor adolescente es cargante y tan ingenioso como innecesario, impidiendo con su presencia constante que los momentos de épica dramática resulten otra cosa que no sea farragosos obstáculos de esqueleto argumental prefabricado. Como sucede en otros trabajos de Gunn, la auto-consciencia irónica no le exime de recurrir a los peores estereotipos del cine de serie B más chusco, reflejado aquí en su conflicto armado entre naciones orientales inventadas y en la caricaturesca figura de Zlatko Buric.

Ligera, abarrotada y emotiva, Superman es un regalo para aficionados a los cómics del personaje, y un claro cambio de tendencia frente a los excesos operísticos de Snyder. También dejará al resto de espectadores abandonados, y ofrece señales de agotamiento con respecto a anteriores trabajos de James Gunn y al ya abarrotado y agotado cine superheroico, pero como desconexión veraniega cumple mas que suficiente.

Un pensamiento en “Superman – Justicia inocente

  1. «Ligera, abarrotada y divertida». Néstor Juez empieza con un «trisagio» (superlativo hebreo por triplete) que, adelantando la conclusión, pone el foco en la quintaesencia de su crítica. Constituye desde hace una década un estilema escrito tan característico como su «sasasaludos»!

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