Siendo allá por 2004 uno de los referentes en el campo de la animación nipona y justo antes de obtener su mayor éxito de público y crítica con Paprika (2006), Satoshi Kon sorprende con un cambio de formato a la serie de animación. Durante la creación de sus anteriores largos surgieron multitud de jugosas ideas que no terminaban de cuajar en ninguno de éstos, la decisión de reciclarlas unida a la flexibilidad que aporta el medio (al estar organizada en capítulos, una serie da más libertad a la hora de experimentar con diversos tonos o estilos de animación, algunas de las barreras que implica un largo) dieron lugar a Paranoia Agent.
Como reverso oscuro de Miyazaki, Kon sitúa a sus personajes en un entorno urbano totalmente mecanizado, cuya tecnología dirige sus vidas. Por muy distópico que pueda parecer, no representa otra sociedad que el Tokio de la época (2004), que podría extrapolarse a la de cualquier otro país desarrollado actual. Así, nos presenta una serie de personajes superados por sus problemas cotidianos que alcanzan la liberación de la mano de un maníaco con patines y un bate dorado, además de contarnos las andaduras de los policías encargados de resolver el caso. Ante todo, no estamos ante una serie de detectives, tampoco una serie de trama como solemos entenderla, sino ante una serie de personajes, con un tratamiento milimétrico de su evolución. Mediante episodios autoconcluyentes , cada uno centrado en una persona acorralada por sus circunstancias, Kon realiza un fresco sobre los problemas que presenta la sociedad actual y la incapacidad del ser humano para enfrentarse a ellos. Policías corruptos, pederastas, un niño absorbido por un juego de rol, un grupo de suicido (…) Kon hurga en la llaga, incluso se atreve con una científica en una lucha agónica con su doppelgänger, una prostituta. Telita.
Recurso marca de la casa, el mundo interior de cada personaje inunda la pantalla, literalmente, llegando a resultar tan palpable que nos hace partícipes de su propia paranoia. El tono onírico que dominaría más tarde Paprika, llegando a saturar, está aquí encadenado y servido en pequeñas dosis, lo justo para terminar de definir los miedos de cada uno de los personajes.
Poco que decir sobre el apartado técnico, brillante, como ocurre en toda la obra del director. Diversos estilos de animación se entremezclan sin chirriar, escenarios cuidados al detalle y rasgos y expresiones totalmente humanas. Ninguna queja.
Hay pegas, que no quiero parecer un fan boy. En una serie con una longitud tan corta (13 episodios) nunca puede haber un episodio de relleno. Y en ésta hay 3. Curiosones, sin duda, pero apenas aportan nada al desarrollo y quedan totalmente descolgados en la totalidad de la serie. También se le achaca a Kon su poca experiencia en el medio, con ciertos problemas de continuidad en algún que otro tramo. No seré yo quien lo diga.
Una muestra más sobre el porqué hay que tomarse en serio la animación, Paranoia Agent es uno de los mejores animes que te puedes echar a la cara en este momento, y dejar a un lado tanto Naruto y Dragon Ball. Es lo que pasa cuando uno de los grandes se pasa a la televisión, que deja en pañales a todo el patio.
Escrito por: Vian
Qué ganas de ver ésta.
Ídem. Es lo único que me falta por ver de Satoshi Kon, creo. Ganazas.
Si sois quien creo que sois (esto es, Estra y Malkav), no deberíais tardar, os molará a ambos.
Los mismos.