19 de abril de 2024

Críticas: El baile de los vampiros

Esta semana con el estreno de la nueva película de Crepúsculo y de Un dios salvaje de Polanski, tenemos crítica de una película de vampiros dirigida por Roman. Y viene escrita por Kaserov.

Esta crítica contiene algunos spoilers.

Si le preguntan a una persona que sea poco conocedora de la obra de Polanski que les diga una película suya que recuerde, lo más lógico será que les diga El pianista. Si esa persona conoce algo más la obra de Polanski, seguramente le vendrán a la cabeza también La semilla del diablo y Chinatown. Si escarba un poco más quizá recuerde Repulsión y El quimérico inquilino. Pero oiga, dirá usted, que conoce más a fondo la filmografía de este gigante, ¿dónde se deja El baile de los vampiros? Incomprensiblemente, para mí, es siempre un film olvidado. O es simplemente una película a la que se da mucha menos importancia que a las anteriores citadas, pero que para un servidor poco o nada tiene que envidiar de ellas.

Ya en su comienzo, se ve que no va a ser una película más. El león de la Metro se convierte en una criatura verde con colmillos que rezuman gotas de sangre: un vampiro. Esas gotas de sangre se mantendrán en pantalla durante los títulos de crédito, convirtiéndose en murciélagos, con un cántico de fondo elegido a la perfección. El doctor Abronsius hace su primera aparición en pantalla, para que pocos minutos después descubramos que se ha congelado.

Así empieza esta exquisita parodia del cine de vampiros del señor Roman. Abronsius y su ayudante Alfred, interpretado por el propio Polanski, viajan a Transilvania para demostrar la existencia real de vampiros. Se alojarán en una posada plagada de ajos, donde ya comenzarán a sospechar que en la región hay algún castillo. Aparecen ya grandes escenas humorísticas, que tienen como protagonistas al posadero, el cual trata de ligar con la sirvienta, y a la hija del posadero y su mujer, con una extraña obsesión por tomar baños a menudo (veremos una escena muy humorística en la que la hija explica a Alfred que pretende darse un baño, mientras este va atando cabos de manera distinta). Un hecho inusual (un vampiro entra por una ventana situada en el techo del baño, y se lleva a la hija del posadero) dará lugar a la búsqueda del castillo por parte de Abronsius y Alfred.

Encontrarán en el castillo al conde von Krolock, el cual vive con su hijo Herbert (un vampiro que no parece tener muy clara su inclinación sexual). El conde es un animal nocturno, que ha leído los trabajos sobre murciélagos de Abronsius. Comenzará una investigación con grandes momentos de humor (como cuando Abronsius se queda atascado en una ventana al intentar entrar a la cripta, o momentos después, cuando Alfred trata de clavarle una estaca a un vampiro en un ataúd), con personajes totalmente variopintos (como Koukol, un jorobado que sirve al conde, y protege la cripta en la que Abronsius y Alfred pretenden penetrar a toda costa) y aderezada con una gran banda sonora, oscura, pero que en todo momento remite a una parodia de esas bandas sonoras que pretenden ser tan tenebrosas y que más bien consiguen lo contrario. Sería necesario destacar la actuación de Polanski y Jack MacGowran, ya que el papel de palurdos les viene como anillo al dedo. De necesaria mención son también los decorados cuidadísimos, en los que abundan telas de araña gigantes y grandes motas de polvo (en la faceta estética el film es exquisito) y algunos planos exteriores del castillo, siempre con esa capa blanca de fondo. Hay también momentos de ligera tensión (el momento en que Herbert, el hijo del conde, persigue a Alfred, y este descubre definitivamente que Herbert no se refleja en un espejo), pero no exentos de ese humor tan característico que rodea al film. Como final conoceremos el porqué del nombre de la película, en un baile espectacular que intercala escenas en las que uno se parte de risa (el momento en que Abronsius habla al posadero por la chimenea, mientras este trata de seducir, o tal vez llegar más lejos, a la sirvienta; o cuando Abronsius y Alfred se intentan hacer pasar por vampiros).

El desenlace no podría ser mejor (manita fría y mordedura de cuello incluida para extender por todo el mundo el mal que investigaba el profesor) y pone el broche de oro a una película que hay que ver para disfrutar, sentirla y vivirla, porque puede ser una de las experiencias más reconfortantes e íntimas que un servidor haya tenido el gusto de paladear.

Escrita por Kaserov

3 comentario en “Críticas: El baile de los vampiros

  1. Una crítica estupenda para una película estupenda (y entrañable, y auténtica, y algo infravalorada). Teniendo ese subtítulo (or Pardon Me, But Your Teeth Are in My Neck) no puede ser más que una peli molona en grado máximo. Grande Polanski. Y buen trabajo, kase!

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