20 de abril de 2024

Críticas: Meek's Cutoff

Película dirigida por Kelly Reichardt. En la crítica hay algún spoiler que otro, nada demasiado gordo pero que quien no haya visto la película quizá no quiera saber algunos detalles.

Última película de Kelly Reichardt, directora de las fascinantes y recomendables Ode, Old Joy y Wendy & Lucy que nos sumerge en una historia que transcurre en 1845 en Oregón donde nos encontramos a varias familias completamente perdidas en un enorme desierto. Reichardt es una directora de mucho talento, que hace un tipo de cine más lento o como comúnmente se le llama de manera despectiva, más aburrido -a mí no me lo parece pero es fácil que a mucha gente sí-. Aunque Meek’s Cutoff es claramente un western, realmente ésta tiene mucho de road-movie y la película nos cuenta el camino que van a recorrer estos hombres y mujeres a lo largo de ese territorio en el que se encuentran. No nos encontramos con muchas de las características habituales de los westerns, pero evidentemente sí nos topamos con las más básicas.

Sin embargo sí que creo que existen todas o muchas de las de una road-movie. Nos encontramos ante un viaje espiritual y mental donde finalmente acaba también priorizando lo físico por la falta de agua y de alimento en ese lugar. Cabe destacar como Kelly Reichardt ni nos cuenta el principio ni el final de ese viaje, no le interesa, ya nos encontramos a los personajes perdidos en el inicio. Da igual lo que acabe sucediendo con ellos, lo importante es adentrarse en lo que sienten y en lo que padecen durante ese viaje. La directora considera clave la situación en que se encuentran y, sobre todo, el cambio que se va a terminar por producir.

En la historia del western, la figura dominante siempre ha sido la masculina, quizá con sus excepciones. No hace mucho se intentó cambiar eso con películas como Cuatro mujeres y un destino o Rápida y mortal pero ambas películas dejaban mucho que desear, todo lo contrario que el remake de Valor de ley, aunque finalmente era Jeff Bridges quien se llevaba el gato al agua por delante de la niña. El cambio que se va a terminar por producir en Meek’s Cutoff y que he citado antes se refiere a esto. Porque quien comienza liderando el grupo y la película es el hombre. En este caso el que le da nombre a la película, Meek. Y cuando se pone en duda su liderazgo son los otros dos hombres del grupo los que intentan tener la decisión de lo que hacer y como.

Pero en cuanto encuentran al indio, comienza ese cambio, en un principio de forma más lenta, equivalente al ritmo que posee la película, para finalmente producirse por completo y darle la prioridad a la figura femenina. Es la misma Kelly Reichardt quien te va marcando ese cambio con mucha habilidad, quien poco a poco va imponiendo el punto de vista del personaje de Michelle Williams hasta convertirla en la auténtica dueña de la película primero al defender al indio apuntando con su escopeta a Meek y finalmente con Meek dándole el mando a ella.

La cámara de Kelly Reichardt cuida cada detalle, cada pequeño ruido que escuchamos sea de una carreta o de un caballo. El espectador puede llegar a sentir la angustia que sienten los personajes caminando por ese enorme desierto crudo y seco. Y es que el escenario siempre ha sido uno de los protagonistas de todas las películas de la directora y en Meek’s Cutoff no podía ser menos. La tensión va in crescendo y a medida que avanza la película, los personajes cada vez son más transparentes.

El plano técnico está cuidado. Vestuario, banda sonora, fotografía sirven para lograr una ambientación contundente y violenta aunque no nos encontremos ningún tiroteo. La directora se aleja del western clásico para intentar que el espectador se adentre más en la historia, para que sigamos más cerca lo que nos cuenta. Es un western atípico. Ni mejor ni peor que los westerns clásicos, simplemente diferente, y donde por suerte la visión de la director no acaba viéndose ahogada por el hecho de creerse superior por ofrecernos algo distinto o más autoral.

10 comentario en “Críticas: Meek's Cutoff

  1. Bueno, hay que reconocer que la chica se documentó y llenó de buenas intenciones toda la película. De hecho está bien, cuidada y centrada en lo duro que realmente se tuvo que hacer para aquellas gentes su viaje a la tierra prometida. Es cierto el esmero técnico que le pone al asunto. Pero bueno, siempre hay un borrón, por lo menos bajo mi punto de vista, y es que no acaba la película, parece como si no tuviera final y le pegara el corte donde primero le pareció.

    Evidentemente esto lo digo desde mi ignorancia y desde mi absoluto desconocimiento del cine en general y del western en particular. Por eso, cuando tenga que elegir "la película de los colonos", siempre será "Wagon Master", aunque bueno, volvería a ver esta porque ya digo, no es para nada mala…aunque sí contemlativa….agh¡¡¡¡¡

    1. Yo no creo que el final sea inadecuado, lo que ella quería contar ya lo ha contado, no importa tanto si salen o no del desierto como si pierden su humanidad en el camino. Así lo veo yo, al menos.

      1. Pero bueno, por esa regla de tres no tendríamos nigún final nunca no? Entiendo que ella ya haya contado lo que quería, y bien insisto, a mí me gustó, pero tú haces cine para un público y, a día de hoy, el mundo quiere un final. Lo pide.

  2. Hombre, yo no estoy de acuerdo con Andrés en que un autor deba hacer el cine pensando en lo que el público quiere, ni mucho menos. ¿Dónde quedan entonces las inquietudes personales, si el cineasta en lugar de pensar en lo que quiere expresar está pensando en lo que el público quiere recibir? Eso se lo dejamos a los Cameron de turno :-p

    Pero la película, al margen de esta consideración, me defraudó levemente. Es cine del tedio, desde luego, pero no del fascinante y reflexivo, sino del que no consigue (hablo por mí) cautivar al espectador y lo tiene mareando la perdiz durante un par de horas sin que dé la impresión de que haya demasiado que contar. Por momentos pensé que podía ser perfectamente una Gusvansantada al más puro estilo Gerry, y me tocaba la moral.

    Luego tiene sus virtudes, claro. Curiosamente, me interesó más el retrato de lo que debió ser la búsqueda de la tierra prometida que el viaje y evolución interior de los personajes, que supuestamente es lo que verdaderamente importa. La Williams lo hace genial, todo está cuidado con mucho esmero, pero al final acabo por desengancharme. Para cuando llega el no-final, he perdido bastante interés por la película. Una pena, porque las expectativas eran altas.

  3. A ver, no digo que el director deba hacer estricatamente lo que el público quiere, pero es un artista, no deja de estar exponiendo su obra a un público que lo debe consumir, con lo que haría bien en acatar algunas reglas imprescindibles en esto que nos gusta. Y perdonad pero una historia sin final pocas veces es digerible.

    Si tú quieres dar como director un mensaje, transmitir una idea, hazlo libremente claro, pero intenta buscar un vehículo de trasnmisisón correcto si quieres que tu obra llegue. Luego están los que esto les da exactamente igual, directores egoistas que hacen películas para ellos. Pienso que este extremo no es válido y que es más bien egoísmo que otra cosa. Pero creo que Kelly, por una entrevista que le leí en el número de este mes de Cahiers, parece que no es del tipo con lo cual…eso, que podía haberse currao algo más para esas carretas y el indio.

  4. Pero es que son esos directores egoistas los que hacen evolucionar el cine. Si un cineasta piensa en lo que el público quiere recibir (y el público es, por norma, conservador, puesto que pide lo que ya conoce de antemano) nunca innovaría lo suficiente, nunca arriesgaría con nuevas propuestas. Creo que el vehículo de transmisión correcto es aquel que el director considera el mejor molde formal para la expresión de esa idea, independientemente de lo que se acerque o se aleje de los gustos de los espectadores.

    Pd. Historias sin final ha habido muchas y muy decentes en la historia del cine! De La Aventura a Zodiac, por ejemplo, y ambas son fascinantes 😀

  5. Bueno, lo último es ventajista porque ya lo dije yo además. Pero hay que distinguir entre un final abierto y un no final, como es el caso.

    Sobre lo otro solo diré una cosa que curiosamente le escuché a Jean Simmons en Angel Face: lo más sencillo es lo más caro. Contar una historia sencilla, sin alardes ni experimentos y que llegue al público y perdure por décadas es la característica principal de los Huston, Lubistch, Ford, Rossellini, Renoir, etc. Pero bueno, por aquí nos desencontraremos de nuevo: yo los experimentos los hago con gaseosa no con mi tiempo.

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