26 de abril de 2024

Críticas: Desafío total

Con el estreno esta semana de In Time y también, aunque en menor medida, de Acero puro, esta semana traemos un clásico de la sci-fi de los 90 de las manos de Juanjico_Lawless.

Hay hitos para todo. Para esto del cine, por supuesto que también. E incluso si los separamos, hay hitos por géneros, dentro de lo difícil que suele ser clasificar un film dentro de uno de ellos. O dentro de varios. Y como parece que hay leyes impepinables, resulta que la sci-fi no es la excepción. Joyas como Blade Runner o Planeta prohibido confirman mis palabras, aunque como toda lista, podría alargarse tanto y cuanto nos viniese en gana.

Desafío total (Paul Verhoeven, 1990) podría, perfectamente, entrar en esta selección de títulos clave. De hecho, para muchos entra, y en puestos elevados. El holandés errante se cubre de gloria con esta historia repleta de acción, reflexión y efectos especiales, con una de las mejores actuaciones de nuestro amigo, el austríaco vigoréxico. Y no, no me refiero a Rex. Me refiero a Swar… a Chuarsh… a Arnold. Aunque parezca increible, alguien de mandíbulas como las suyas se puede convertir en alguien medio expresivo a las órdenes de Paul, superando así a los maestros de los noventa en esto del movimiento facial, Steven Seagal y Chuck Norris.

La historia es algo apasionante, pues un obrero de los de toda la vida, de los de los piropos a las rubias bajo el andamio, quiere cambiar un poquico de vida y vivir una que no le toca, por aquello del no alienarse, y decide que le gustaría ser agente secreto infiltrado en Marte. Pero como es grande y llama la atención, es muy fácil pillarle. Aunque se disfrace de señora a ver si cuela. Como si al funcionariado de inmigración marciana se le escapase algo.

A todo esto, como tiene que haber un señor que haga de malo, le toca al manco de Toronto, Michael Ironside, que con su calvicie persigue y encorre a Schwarzenegger, aunque le saque dos cuerpos. Eso es tenerlos bien puestos. Por supuesto es para salvaguardar el orden preestablecido que un cacique fan de la leche con galletas (el jefe maligno) ha preparado en Marte; planeta nuevo, negocio nuevo. Siempre hay un capitalista dispuesto a invertir.

Así, tenemos una película para exhibición de quien fue míster músculo, y acaban dando una exhibición inesperada la mayoría de los participantes. Cosa que ocurre tanto delante como detrás de las cámaras. Entre Paul Verhoeven dirigiendo, Jost Vacano en la fotografia, el guión de Dan O´Bannon y compañía, Michael Ironside y el becario que les llevaba los cafés, pues espectacular. Pero jodidamente espectacular. Hasta Charo Piedra hace algo más que enseñar carne. Y eso que se empeña en enseñar chicha.

Interesante es la simpleza del día a día del futuro. Se muestra todo con una naturalidad pasmosa: esas pantallas por ventanas, lapiceros que solo con el contacto te pintan las uñas o esos hologramas que te enseñan a cualquier cosa por imitación, como a jugar al tenis (con sus ropas vintage, supongo que personalizables). Pero el rico sigue siendo rico y el pobre sigue siendo el que da el callo. El pan nuestro de cada día desde el comienzo de los tiempos. Además, para reforzar las sensaciones de futuro negativo, entra el factor de los humanos mutantes. Y marcianos para más señas, con la genética cambiada por culpa de las precarias condiciones y de la escasa salubridad del aire respirado. Han acabado convirtiéndose en aberraciones de la naturaleza. Caras deformes y cuerpos contrahechos es lo habitual en el planeta vecino. Lo que no quiere saber el grupo poderoso es que aunque deformes por fuera, son fuertes por dentro, y no están por la labor de tragar con todo lo que les echen. La resistance. Siempre hay una resistance. Además, si parece que las conspiraciones se forjan a tu alrededor y tienes más pitera que todo Marte y Bilbao juntos, pues ya la hemos jodido.

En todo este follón, Schwarzenegger va a tener un papel importante. El papel de llegar, llamar la atención, arrasar y triunfar como la Marte-cola. Muy grande. Como sus músculos. Y su cuenta corriente. Porque a partir de esto, se convirtió en culmen del cine, y durante un tiempo fue el mejor pagado de Hollywood. ¡Como actor!

Todo para que el desenlace sea algo potito, herboso y digno de recordar con un final más o menos tópico. O no, tu sabrás. Porque empezar hablando de poner y quitar recuerdos como quien cambia de canciones de reggaeton como politono, y acabar todo como el rosario de la aurora espacial por el tráfico de aire marciano, pues como que va al gusto de cada uno. Digo.

Realmente hay mucho más que decir, pero los grandes films tienen estas cosas; lecturas, detalles, y cosas que decir hay por docenas de miles. En esta El vengador del futuro (no lo digo yo, lo dicen en hispanoamérica) pues pasa lo que pasa. Una historia sustanciosa de Philip K. Dick como base y un trabajo en equipo envidiable a todos los niveles, hacen de la obra un tesoro más olvidado e ignorado de lo que debería. Los años 90 empezaban con fuerza.

Y bueno, que si no la has visto, ya sabes lo que toca. Y si todo esto no te convence, que sepas que sale una gachupina con tres tetas.

Escrita por Juanjico_Lawless

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